jueves, 30 de enero de 2014

MITO O REALIDAD

Siempre me pregunté si tendría sentido aquello de avanzar un metro durante el día, y retroceder dos durante la noche. No lo tiene. Hoy que fue conectar una noche con la punta de una mañana y atando el nudo ponerlo al hombro para probar si aun se mueve el barco; y la mierda de saberte siempre falaz, débil, enfermo, ignorante, incapaz de dotarle formas mágicas a la horrorosa realidad que ves, vives, infundes. 

Y pues, 7 DE OCTUBRE señores, una montaña de rocas agrietadas, donde entre sus intersticios habita la miseria y la irracionalidad en sus formas menos frecuentes. Un par de pies sosteniendo un cuerpo sentado detrás de un sujeto a punto de metamorfosear en alienígena a cargo de una motonave de ínfima categoría; unas monedas cayendo junto al polvo desprendido del cerro hacia las mugrientas palmas heridas de un padre o hijo o hermano de nadie y ningún vil hijo de puta más que El asesino...

No estamos dándole la forma idónea, hay mejor una loma verde, llena de árboles y arroyos cristalinos. Y un hombre buscando el amanecer desde la víspera, y alcanzándola en la cima de su gloria, en el cénit de su bienestar; y una vez teniéndola bajo el brazo, arrojándola colina abajo, rumbo a la tumba de las olas; para por la noche ir otra vez por ella...

Malditos sean dioses y sus estúpidos planes, váyanse a la mierda!

viernes, 24 de enero de 2014

EL SUBNORMAL


Y EL JOVENCITO CLAMÓ EXISTENCIA, VIENDO FOTOGRAFÍAS Y REALIDADES QUE BIEN HUBIERA QUERIDO HACER SUYAS. PERO TAN SOLO ATINÓ A ODIAR, A HURGAR EN LA BASURA DE SUS PERVERSIONES, SUS PUTAS, SUS DROGAS, SUS MALDADES, SUS HERIDAS DEL ALMA, SUS OJOS BIZCOS, SU CABEZA DESMEDIDAMENTE GRANDE, SUS GRANOS FORUNCULOSOS, SU MANÍA ONANISTA, SU VIL TRAICIÓN A TODO QUIEN LE AME, SU ESTÚPIDA CONDICIÓN. Y DESPUÉS LA PORNOGRAFÍA HASTA EL AMANECER, Y ENSEGUIDA LA MIERDA MISMA DE SEGUIR VIVIENDO COMO UN SUBNORMAL...

OYE


  • TE JURO, SI ES QUE JURAR SIGNIFICA ALGO, Y SI ES QUE SIGNIFICAR SEA ALGO; QUE DARÍA LO QUE FUERA POR HALLARTE CERQUITA AHORA MISMO Y ENTRE OTRAS COSAS DECIRTE MILES DE MILLONES DE COSAS, SIN PALABRAS Y HASTA CON ELLAS. NO PUEDO HACERLO, COMO TAMPOCO PUEDO DEJAR ESTO. ERES ESPECIAL PORQUE PUEDO SABERLO, PORQUE RECUERDO SABERLO, AUN CUANDO YA NO TENGO MEMORIA MÁS QUE REMOTA, DE CUANDO GATEABA O ANTES. Y POR ESO DEBO DECIRTE ALGUNAS COSAS. GRAN PARTE DE MI MISMO HA CEDIDO A LA OLEADA IMPARABLE DE DARME CONTRA LA VIDA, VALIDA DE LA MISMA MIERDA SIEMPRE, LAS PUESTAS EN ESCENA DE CIERTAS PECULIARIDADES UN TANTO EXÓTICAS Y HASTA SALIDAS DEL GUIÓN. YO SOLO ME VISTO AHORA DE PESIMISMO, PERO ESO QUÉ IMPORTA, REÍR ME ES TAN REMOTO COMO MIS RECUERDOS, Y LA FUERZA YA NO HABITA EN ESTOS MÚSCULOS NI EN LA CABEZA. FUERZAS PROBABLEMENTE NECESARIAS PARA NO HACER ESTO, O HACERLO DE MANERA TAL QUE PUDIERA DECIRLO A CENTÍMETROS TUYOS
  • POR ESO PRESENTO MI RENUNCIA AMIGA LITERATURA..MUJER DE HUMO, DE NOCHE ETERNA, DE PUREZA CREATIVA, DE SENSUAL ENTEREZA Y SOBRETODO, DE GRAN CAPACIDAD DE PERDURACIÓN. YO ERA, YO FUI, YO YA NO SOY, Y NUNCA SERÉ. LOS SUEÑOS NUNCA ACABAN?YA SE ACABARON CUANDO NACÍ, Y AHORA EN EL FINAL, LOS SUEÑOS SE ALETARGAN Y ENFILAN RUMBO AL ABISMO DEL OLVIDO, LA IGNORANCIA. CLAUDICO A TODAS ESTAS AUREOLAS ILUSAS DE SER O NO SER O DEJAR DE SERLO PARA SEGUIR NO SIÉNDOLO. MIL HUBIERAS ME ACOMPAÑAN ENTRE SANTO Y SEÑA E IRRESOLUTOS ADEMANES DE SALUDOS; Y EL RESTO SE VA QUEDANDO A PEDAZOS CARROÑEROS EN LO HONDO DE LAS AVENIDAS DE POLVO NEGRO Y RUIDO SORDO. IMPRECACIONES Y VOLUPTUOSAS FORMAS EN MIS OÍDOS SORDOS. HOY, 365 DÍAS DESPUÉS, UNO APRENDE A ACEPTAR UNA DEFINITIVA PARTIDA, PERO A QUIÉN SE LO DIGO, A QUIÉN ABRAZO PARA DERRAMARME ENTRE LÁGRIMAS DE DESESPERACIÓN POR UN MÍRAME, TENME, ESCRÍBEME...
  • A MÍ?CLARO QUE NO, O YA PARA QUÉ....LAS VELOCIDADES DE MI ANDAR FLUCTUANDO ENTRE TANTOS NÚMEROS QUE EN CERO HE DE PARAR PARA MUDAR DE PIEL, DE PRISIÓN DE HUESOS. PERO ESO NO ALIENTA LO SABES, NUNCA VAMOS A HACERLO PIENSO, NADIE QUE LO VENGA DICIENDO A VOCES ESTERTÓREAS, NADIE QUE NO SEPA A FIN DE CUENTAS POR QUÉ UNO, POR QUÉ DOS, POR QUÉ TANTOS.
  • Y AL FIN, DECIR TE AÑORO Y GRITAR: EXISTO, UN POCO DE PALABRAS POR FAVOR PARA UN PERDIDO EN EL DESIERTO DE SU LOCURA...PARA ALGUIEN YA VENCIDO POR LA GRAVEDAD...CÓMO NO PONDRÍAMOS PLAY A GRAVITY DE JOHN MAYER; CÓMO NO SE NOS CAGA EL REPRODUCTOR ANTES DE UN LIKE A STONE Y PONEMOS EN LUGAR DE ELLO UN MIDNIGH TRAIN TO GEORGIA, CÓMO NO HACER ESTO Y EL RESTO SIN VER NADA MÁS DESPUÉS, NINGÚN OTRO SER ADEMÁS, NI CASAS, CARROS NI EDIFICIOS; SOLO UN RÍO INFINITO SURCANDO DE CABO A RABO NUESTROS CUERPOS...VOY A DERRAMAR MÁS DE MIS GOTAS DE MAR ATRAPADAS EN MI RETINA, Y LUEGO A TRATAR DE CONTINUAR CON ESTO.
  • PERO VOY A DETENERME PORQUE MI TIEMPO CADUCÓ PARA ESTOS QUEHACERES. FUE BONITO Y PRECIOSO HACERLO, AHORA NO SÉ QUÉ SIGA O SI VALGA SIQUIERA UN TANTITO DE LO QUE VALIÓ UN CAICEDO O UN ERNST KRIS HABLANDO DE ARTISTAS PSICÓTICOS, PERO YA NO VOY INSISTIR, COMPRENDO MI ANIMALIDAD HUMANA, LA SUB Y LA SUPRA ME LAS MUTILO, Y ASÍ, CAMINO AL TRABAJO, HABRÉ DESVANECIDO MI SILUETA RESPECTO DEL SOL Y ENTONCES DARÉ VUELTA A LA ESQUINA Y SERÉ ALGUIEN QUE PASÓ POR ACÁ PERO NO RECUERDA MÁS.

sábado, 18 de enero de 2014

TANK EL HÉROE

Inclinándose un poco hacia atrás logra rozar con su cabeza el cielo raso del habitáculo; entonces dándose la vuelta extiende la lengua y saborea el frío húmedo del muro. Hay en esa zona y para su suerte, cucarachas bebé amotinadas en torno al salivazo de miel que escupió la anterior semana; cuando asqueado de sus pensamientos cíclicos se le ocurrió que tal vez si escupiera luego de batirse la cavidad bucal con un bolígrafo, podría darle otro sentido a su monomanía estúpida de estar recabando en el silencio abruptamente interrumpido por un eventual terremoto que trajera abajo el edificio entero. Era obvio que tal cosa por más que lo pensase con todas sus fuerzas, jamás sucedería ni en mil años, antes se vendría abajo él con sus cuatro brazos y dos metros y medio de altura; vencido por la gravedad y eso de estar diciendo en voz baja o incluso sin decirlo: Terremoto, terremoto, terremoto... ahora!

De manera tal que ahora los minúsculos bichos suben por su lengua e ingresan por su boca al organismo de casi 300 kilos. Una ballena sería la analogía perfecta: abres la boca, sacas la lengua(en su caso) y esperas cerrando los ojos, rascándote la ingle o hurgándote la nariz. Una vez atestada la cavidad bucal, cierra las mandíbulas y libera dos litros de saliva corrosiva, remueve un poco moviendo de adentro hacia afuera la sustancia alimenticia, entre los dientes y los brotes de carnosidad producto de la mutación genética que viene experimentando desde la víspera, a causa de las arañitas patonas que sin darse cuenta dejó que ingresen junto a su dieta de cucarachines. En seguida traga y los 300 kilos se hacen 305, y así durante varias semanas hasta copar cada rincón del habitáculo, centímetro a centímetro de sus tres metros cuadrados. Momento en el cual se le oye soltar un eructo pesticida que lo alucina dentro del estómago de un cerdo, siendo materia fecal con ojos y patitas de gusano, arrimado en un rincón de los intestinos próximos al ano del puerco, a punto de ser expelido, pero resistiéndose aferrado a los vellos negros que el animal cultiva sin saberlo bajo entre las tripas, producto de su ingesta de mierda humana en los muladares cercanos a la playa Chira, en Chorrillos, a donde se remueve gran parte de la porquería limeña. 

Pero incluso semejante gas pierde su efecto conforme pasan las horas, y ahora ya no puede darse vuelta como hace tres minutos, cuando retorciendo como un pulpo su masa gelatinosa, podía llegar a la ventana y sacar un brazo y extenderlo hasta el piso en busca de agua o piedras para su molleja. Morirá si no bebe por lo menos cien litros de agua que drenará por las orejas al anochecer, y que filtrándose por las rendijas de la puerta podría liberar con su mugre al menos unos cuantos centímetros de espacio a favor de su cuerpo, si todavía puede llamarse así a esa mole de carne hedionda. Morirá también si no logra reiniciar el sistema de música que lleva varios días detenido en el Summertime de Billy Stewart; porque nuestro amigo no hizo lo que hizo por las puras, sino motivado por una consigna más allá de la razón y concepción de posible para cualquier ser habitante de este planeta. Él lo hizo porque quiso llenarse cada milímetro de su organismo con música y comida y esto y el otro, hasta estallar; aunque esto último no fuera posible mientras estuviera vivo. Pero como pronto moriría su sueño por fin sería un hecho, y él junto a toda esa carne serían héroes en las portadas de los diarios y de algunos libros durante mucho tiempo. 

¡Gracias Tank, te respetamos, lo haz logrado!

viernes, 17 de enero de 2014

HACIA OTRA DIMENSIÓN:






Lamentablemente para desgracia del género y de sus adeptos, nunca más podremos disfrutar de la calidad y fervor del talento de alguien como él. Pues el 04 de septiembre del 2013, víctima de un infarto severo, partió hacia otra dimensión, siendo su muerte un suceso casi sin importancia para el resto del mundo, puesto que en mayo, el famoso guitarrista de Slayer, tomó el mismo autobús, acaparando la total atención de los headbangers del planeta.

Jon era en resumidas cuentas un veterano thrasher, de la generación de Paul Baloff o afines. Su desaparición física es un suceso muy importante en la historia del thrash metal.


 *Lee la reseña completa en: http://www.blabbermouth.net/news/veteran-san-francisco-bay-area-metal-musician-jon-torres-dies/#IEKoTeuKgDwAdGjJ.99




miércoles, 15 de enero de 2014

CITAS (La Invención de Morel)


“Los que deciden la condena imponen tiempos, defensas que nos aferran a la libertad dementemente.”

“He seguido la tradición de solitarios; he comido, también, raíces.”

“No esperar de la vida, para no arriesgarla; darse por muerto, para no morir”

“He descubierto en mí a prever las consecuencias malas, exclusivamente.”

“Las cursilerías, cuando son humildes, tienen todo el gobierno del corazón.”

“La espontaneidad es fuente de groserías.”

“Ni si quiera podía quedar la anacrónica satisfacción de la muerte”

“En la soledad es imposible estar muerto”

“Acostumbrado a ver una vida que se repite, encuentro la mía irreparablemente casual.”

“Los propósitos de enmienda son vanos: yo no tengo próxima vez, cada momento es único, distinto, y muchos se pierden en los descuidos.”


“Me conmovía el pavor de estar en un sitio encantado y la revelación confusa de que lo mágico aparecía a los incrédulos como yo, intrasmisible y mortal, para vengarse.”
DÍAS SIN NOCHES, NOCHES SIN DÍAS


Sobre la Intención de Morel


Yo que trato de hacerme dentro del caos una entidad libre de cualquier orden, preocupado paradójicamente por infundirme un título y una secuencia coherente a mi designio impuesto a fuerza de ligeros sobresaltos de ideas, de ocurrencias; pecando de incoherente conmigo mismo; cierto día decidí saber qué había tras los gestos de mi proceder, de mi ánimo. Escribir libre de miradas, como las imágenes liberadas por la máquina de Morel, palabras sueltas al universo etéreo, ideas difusas y claras para la oscuridad. En días como éstos que nunca llegarían a las costas de la noche y viceversa.

Me asola la inquietud sobre el presupuesto tardío de idear un modo de dotarle de forma o por lo menos de fondo a las ideas que desearía y podría escribir; entramados y situaciones que circulan como sangre en mi mente. Escribiendo mentalmente, eximido del acto en sí, inmaterializado de grafos y secuencias coherentes y cohesionadas; solo con la remota alusión a un modo especial de composición e inventiva. Tratados extensos de seres y circunstancias en las que confluyen el amor, los viajes, la muerte y esas cosas vanas de la condición humana respecto de su existencia. Para consolar el espíritu de alguien entregado al denodado esfuerzo por mantenerse a flote, sin sufrimientos ni sobrecogimientos. Mientras espera la subida de la marea del desánimo y el tedio. Palabras harto descritas durante tanto tiempo que solo denotan una cosa: círculos arremolinados, tormentas obtusas de comprensión y sentido. Tienes un lápiz en el centro de tu cerebro y qué haces, escribes claro, eso y punto.

La medición de la resistencia orgánica llegada a su fin, desligada de noción alguna sobre longitud en el espacio y tiempo. Si viera lo que ideo, o tan solo asomase a cierto grado de percepción al respecto, sé que dejaría a la desesperación y futilidad plagarme de parálisis. No estoy siendo objetivo lo sé, la subjetividad embarga mi condición en movimientos sucedáneos a mi proceder, demostrando tantas evidencias que conducen a una sola: se está escribiendo sin mí, a pesar de mí y libre de mi capacidad de control.

Quizá la máquina ideada por Adolfo sea una alusión de esto, un modo artificial de perpetuar la creación remitida a su obsolencia circular y eterna. Un punto desde el cual es posible aunque remotamente pensar en la no muerte sin vida, sin testigos. Soledad universal en la tundra de la existencia. Eso es darse cuenta, tener noción de algo, casi nada pero algo, consciente de la insuficiencia, la insatisfacción y el desmérito como alicientes de continuidad. Grabarse una y otra vez en escenas libres, intencionales pero libres del tino o el acierto. Grabarse en la arena cerca de violentas olas que arremeten apasionadas contra el registro, así por siempre hasta el relevo y la suspensión de la comprensión.




ROSTROS



Vamos logrando parecernos, si te fijas hasta tengo tus labios y la forma en que caen tus ojos al final de sus comisuras. No me digas que son tonterías, solo toca mi nariz, recórrela con tus largos dedos que ahora también yo tengo. Ves que no son tonterías. Oye y si no lo notaste siento palpitar mi corazón en afinidad con el tuyo; a eso cómo le llamas. Sincronía eso es, sintonía también claro. Estamos perfectamente de acuerdo entonces; adelante, llama a esa puerta, no, mejor a esta otra, la de madera. Nos oirán te lo aseguro, y cuando salgan a ver tú tienes que estar de lado, bajo la sombra del abedul, mientras yo con mi gran sonrisa espero darle las buenas noches a la persona que dignamente nos abra las puertas; entonces cuando diga hola tú sales y listo, le pones.
Su rostro hermano, viste cómo fue mudando de la sorpresa al miedo y luego al pánico en menos de dos segundos. Y yo bajo esas odiosas hojas viéndote paralizar el tuyo, o sea tu rostro, a ver dime por qué, no habíamos quedado en que le darías las buenas noches y nada más cuando te acercaras un poco sería mi turno para desde este lado donde estaba salir raudo y aplicar el factor sorpresa y la llave al cuello o las piernas a mis brazos, tumbarla y en piso lo primero sellar su boca y orejas con estos adhesivos. ¿Eh?, es que no me escuchas o qué, no entendiste nada; te quedas ahí viéndola, sin decir nada, ni hola, con las manos y el resto del cuerpo tan rígidos que hasta parecías de mármol. Y lo peor, volteas y me miras como pidiendo ayuda.
Qué podía hacer, no tenía de otra, pasar como si no supiera de quién te tratabas o lo que pretendías hacer. Buenas noches te dije guiñándote, y tú todo estupefacto, dibujando en tu cara ahogada en el sudor de la confusión, buenas noches… Señora cómo está, ¿todo bien? ¿Ves?, ahora sí preguntas cómo es que se me ocurrió actuar de tal forma; no hubo un cómo, pero sí un por qué, y eso es tan simple como la respuesta al por qué te quedaste mudo y paralizado: improvisar querido amigo. Pasé de largo, doblé la esquina, detuve la marcha, traté de oír lo que seguiría en tu situación, pero nada, solo un: perdone, creo haberme confundido de dirección, disculpe usted señora linda. Y ella: no, espere, de qué se trata todo esto, primero alguien llama a mi puerta a las dos de la madrugada, acudo a su llamado y se queda mirándome sudando y tan quieto que hasta pensé: este sujeto es de piedra o qué; y enseguida sale de entre las hojas de ese odioso árbol que no hay cuándo derriben por ser nido de ratas, incluso humanas, otro sujeto más parecido a usted que a cualquier otro, y saludándome pasa de largo, no olvido el guiño, no señor, cómo dejar de ver hasta el mínimo detalle de todo lo que pasa. Y es que a mí no me van a sorprender con llamaditas a la puerta a estas horas con propósitos desconocidos pero muy sospechosos. ¿No serán ustedes dos ladrones verdad?

A mí no me diga nada señora, ni una sola palabra, quién se ha creído que es usted para mandar detenernos. O sea que ahora nadie puede llamar a la puerta de alguien sin ser otra cosa que ladrones, y aunque la hora fuera esa o cualquier otra no tiene en absoluto ninguna importancia, el hecho es que usted nos está difamando y no se lo vamos a permitir, de ninguna manera me oyó. Qué va ser, no tenemos miedo de nada, si quiere que siga con su denuncia, lo que es nosotros seguimos con nuestra versión.  A este señor no le conozco antes de haberlo visto aquella madrugada llamando a la puerta de la señora ésa, y si mi  error fue saludarlo con ínfulas de ser conocido suyo, pues me retracto, yo no sé nada de estas dos personas ni de ninguna de sus mañas. Quiero llamar a mi abogado.
No me hago, yo no te conozco, por favor, ni sé cómo te llamas. ¿Nuestro parecido?, qué sé yo, coincidencias genéticas o el simple azar, quién sabe. Por ejemplo mi abuela una vez mientras esperaba a mi abuelo en la estación de trenes, vio venir a un hombre bastante parecido a un hermano que ella había perdido unos años antes. Éste al llegar donde ella le dijo: Hola Olga, como si la conociera. ¿Olga? dijo ella, tratando de confundir al señor, pues efectivamente ése era su nombre, pero pues jamás en toda su vida había visto al señor ése. Usted se está confundiendo, fue cuanto le dijo, yo no le conozco a usted. Cómo que no, le respondió aquél, si crecimos juntos en casa de Dadá, el tío que ambos compartían, según él. Dadá en realidad había sido un antepasado que aseguran murió de un infarto mientras castraba a un cerdo; más información no había en su memoria. Quizá habían muchos Dadás en las historias familiares de la gente, lo cierto es que la abuela decidió oír la historia del desconocido acerca de la vinculación que los unía. Te acuerdas de esto y del otro, y conoces a este o al otro, fue diciendo el hombre mientras la abuela cada vez más sorprendida asentía preocupada; quién era este hombre que parecía inclusive saber más de su historia familiar que ella misma. Pero entonces tú eres… Rodolfo, querida Justina, Rodolfo, hijo de Amilcar y nieto de Dadá, abuelo tuyo por parte de madre. Pero vayamos al asunto, la abuela nunca en su vida conoció a ningún  Rodolfo, es más, Dadá era un primo suyo y no su abuelo como afirmaba el desconocido, por lo demás cada detalle en la historia era tal y como lo refirió él. Qué piensa usted de todo esto a ver, ninguna broma señores, ninguna. Son cosas que pasaron y nos la perdimos o perdidos recuerdos que pasaron por toda la experiencia de todos menos por la de uno, en este caso, la mía. No te conozco, no eres mi nada, punto.

Una noche de locos te digo, desde que llegó la señora Gálvez con esos dos sujetos, no pararon de contar estupideces, que te conozco que no, que tú eres, eras, lo que hacías no hacías, pensabas o decías, etc. Me limité a garabatear en mi cuaderno círculos concéntricos alrededor de un haz de luz que imaginé color de los cabellos de Irma, la de Homicidios, y es que esa tía me tiene loco con sus tacos y manera de andar de lado a lado… Pero bueno, anoté cuanto pude y al final les dije que todo era producto de una confusión, y que si alguna de las partes estaba dispuesta a seguir con ese caso más confuso que un dibujo de Zurn, pues que lo hiciera pero mañana, puesto que a esas horas ninguna instancia mayor atendería a nadie. Se marchó la Gálvez, jurando y perjurando que hundiría a los supuestos ladrones que no robaron más que nuestro tiempo en conjunto con ella, pues había en el norte de la ciudad una amenaza de bomba que atender, pero que por darles mayor crédito a esos tres, tuvimos que derivar a la comisaría de Norbe, donde curiosamente está mi archienemigo, el general Bolder; ¿cosas que pasan no? Los dejamos libres ni bien se hubo ido la señora, les dijimos que si se conocían o no, nos daba igual, pero que no volvieran a estar llamando a la puerta de nadie de la forma en que lo hicieron. Ellos siguieron insistiendo en no conocerse, aunque claro, los rasgos indiquen lo contrario, y bueno, a mí también me pasó algo así en el carro la otra vez; un niño que veo a través del vidrio manejar su bicicleta y que por alguna razón recaba en mi mirada y la sostiene hasta que lo pierdo de vista. Un niño más que parecido a mi hijo el finado, un niño que me arrancó más lágrimas que el original, pues él sí podía andar, manejar bicicleta y esas cosas que los niños sanos hacen; en cambio el mío que espero goce ahora de la gracia de Dios, confinado a esa horrible silla de donde nunca podría salir por la polio, por la maldición, por nuestros genes atrofiados, quién sabe…
Simultánea coexistencia de distintas dimensiones en una sola realidad, de eso te hablo, qué opinas. Vamos no seas reticente, si somos la viva imagen de nuestra madre, ya sé que tú la conociste, pero te digo que así es, no pretendo ser hermano tuyo, solo que quizá podamos establecer cierta vinculación entre nuestras realidades disímiles. La mía esta todavía viva, si quieres te la presento para que juzgues por ti mismo.
Hola mamá, éste es Mario, ¿qué te parece? Hola, oye pero si es igualito a tu tío Fulgencio. ¿Fulgencio?, quién es él. ¿No te conté acaso?, ¿supongo que no verdad?, un tío que tuvimos cuando era todavía una niñita de diez años, un tío que una vez vimos en casa de tu abuelo, un hijo llegado recién o recién conocido o algo así, que por cierto nunca más vimos. ¿Debes ser hijo suyo no? Señora, usted me está confundiendo, te lo dije amigo, todo esto es una tontería, yo me largo, están todos ustedes locos…




TE QUIERE VIVA




Para Alejandra, con mucho respeto y ternura


¡Te quiere viva, muy viva, tonta! Cómo si no van a dar la hora en los parquecitos olvidados de las ciudades donde estén, o cómo degustarán de los dátiles que arranquen de la casa Ferger; viva querida, con el pelo suelto y tu playera de flores, tus zapatos ligeros y la gorrita de Tenesse Williams, ésa que te regaló Jorge, el editor de la revista a la que le regalas tus poemas que a nadie más quieres vender. Así que ya sabes, te quiere viva, no olvides, pasará por ti el jueves, me dijo que te alentara o de lo contrario le informara de tu reticencia para dar por cancelado su viaje. Ah, otra cosa, me preguntó por La tretta, no sé a qué se refirió, pero de hecho tú sí, que por favor la tengas bien presentable, atada a su mejor rama un listón verde agua, para obnubilar la senectud de su cuerpecito, de su tono opaco por la vejez. Es todo, dejo de molestar, y a ver si la próxima vez me haces pasar y nos tomamos algo, o vemos algo en la tele, o escuchamos algo de música, te cuento así de pasadita no más, que conseguí un disco de blues que está ufffff, pero bueno, será para la próxima. Oye, y ya reponte, mira que llegó el verano y la molicie anda dando tumbos entre departamento y departamento, buscando víctimas para arruinarles la estación con esas sus pegajosas manos ¿recuerdas? Horrible, por eso yo ando en pantalones cortos y bicicleta, es más, te presto una que compré al año pasado, la tengo con las llantas bajas pero igual, la inflamos a la vuelta de acá y nos vamos colina abajo, hasta el puerto y nos sentamos en la arena a ver la puesta del sol, como cuando salías con Gerardo, el único hombre que nos amó a ambas hasta la locura; por cierto, lo he visto, anda peor que tú, pero con la ventaja de estar fuera de toda consideración, todavía luce su habitual pelambrera en la calavera pequeña y sus manos siempre están garabateando algo; cuando me vio no me reconoció pero luego, al ofrecerle las mandarinas que le llevé, reaccionó conmovido y pegando brincos se hincó en el piso a gritarle al cielo lo mucho que ama a dos mujeres y por quienes pierde el juicio, el oro y el morro cada segundo que pierde recluido en ese horroroso lugar donde lo conminaron sus familiares debido a su “enfermedad” Dime, ¿tú crees que esté enfermo? Ya pues, así mismo contigo, ya reponte amiga, hermana, sal al sol, acá estaré dando vueltas alrededor de la pileta hasta vomitar si es necesario, desconectaré los audífonos por si te animas asomar a la ventana y lanzarme un trocito de tu voz o de papel impregnado con tu maravilloso verbo o aunque sea con tus lágrimas o lo que sea, dame una señal por favor, estaré aquicito ya sabes… como siempre.


Nunca más, ¿me oyes?, no volveré, no saliste aun cuando me puse de rodillas para que lo hicieras, llorando a mares, como rogándole a la virgen me conceda semejante milagro; no saliste y eso me basta para convencerme. No quieres verme, ni a mí ni a él que ya se convenció de tu necedad. Hasta me han dicho que moriste, que te vieron partir en un auto negro, dentro de una caja y que te enterraron en el cementerio de la ciudad, en medio de  una pompa funeraria bastante reducida a juzgar por tu abolengo. Pero ambas sabemos que no es verdad, que sigues ahí dentro haciéndote mierda la vida con tu obstinación con el encierro. Por eso he decidido irme, y bueno, acá estoy despidiéndome. Traje todos tus poemas, incluso los que escribiste sobre los míos, y a pesar de ellos. ¿Qué gracioso verdad? Pensar en devolvértelos luego de pactar con sangre que serían míos y tuyos los que te escribí en tu cumpleaños número veinte, devolver lo que inclusive ya no es tuyo, eso sí que me pone triste; pues si me voy a ir, así como tú no vas a salir, qué sentido pueden seguir teniendo los pactos, ninguno, ¿es obvio no? Tomaré el tren de medianoche porque como sabes, es el menos concurrido, y cuando ya no pueda ver ninguna luz en el camino, echaré por la borda el íntegro de las cosas que compramos juntas, hasta esa tacita blanca en la que hacíamos café para dos; la tiraré y seré firme en oír su caída, porque si la oigo me convenceré de la fidelidad de la materia, así como de la infidelidad de la tuya. Me fallaste, no saliste y con eso acabaste con dos vidas, si no es más. Y ahora yo parto y tú… sigues sin salir.


Querida Sofía:

Espero rías y respires limpio donde te encuentres; no te diré si salir o no hacerlo está entre mis planes, solamente quería saludarte y hacerte extensiva mi amistad y nostalgia. Estuve ahí oculta, desde mi rincón viéndote hablar durante todo ese tiempo, y me daba gusto saber que el mundo todavía tiene personas como tú para saberse vivo y con esperanzas. Probablemente sea la menos indicada para hablarte sobre ello, pero lo hago con la certeza de tu nombre y el recuerdo de él en mi corazón. Te quiero tanto Sofi, estarás bien sin todo este rollo del encierro y la persona indudablemente confinada a él por voluntad o letargo o quién sabe qué otro misterio sucedido a la melancolía y el desajuste de la mente respecto de la vida en este nuestro mundo. Sin embargo antes de lacrar la puerta de mi habitación para siempre no solo quiero decirte lo dicho, sino algo mucho más sencillo: quiero le digas a Julito que siempre cuidé de su pequeña joya como lo hizo de mí la literatura. Por eso quiero hacer con ella una corona muy especial que honre nuestra amistad, es decir la de los tres. Y cuando llegue el momento abriré la ventana y le diré al viento: acá estamos los tres en forma de flores rojas y blancas sonriéndole al vacío, dejándonos ser como realmente debimos ser: etéreos, plácidos y ligeros, libres al fin…

Te quiere y añora , tu Alejandra por siempre.

LA MISMA LLUVIA, LOS MISMOS Y DELICIOSOS MADGERS



Para el maravilloso Ray


Detuvimos la marcha justo cuando iba a decir ya basta con esta horrorosa lluvia. Al buen Bradbury la empresa le fue peor pues aquella vez los módulos de descanso estaban casi en abandono, en cambio ahora que el gobierno ha oído nuestras peticiones, el problema ya no está en hallar dichos módulos, sino en lo único que puede seguir siendo un problema en este planeta: la lluvia. La eterna y tortuosa lluvia. Con hoy se cumplen setenta y cinco años de lluvia constante e imperturbable, y nosotros, nietos y bisnietos de quienes estuvieron durante la época del gran Ray, seguimos bajo ella como las ruedas bajo el coche, inseparables y fieles a su metralla de gotas tormentosas que no solo mojar saben, sino ahogar. Pero bueno, no todo podía seguir siendo tan malo después de tanto tiempo, sobre todo si tenemos en cuenta el avance de la ciencia. Ahora no tenemos que soportar así nada más tanta lluvia, pues contamos con paraguas especiales que nos aíslan por completo de las fulminantes gotas, algunas de las cuales hasta rebasan los tres litros cúbicos por centésima de segundo cada una.
Siendo esta la actual situación se podrían preguntar entonces qué seguimos haciendo en este clima hostil. Pues bien, para empezar, la extracción de mineral y combustible ha cesado hace tanto tiempo que solo escombros de las minas es todo cuanto queda; los que hoy por hoy venimos a este remoto y acuoso lugar lo hacemos con un solo propósito: comer Magders.
Antaño me preguntaba mi hijita si alguna vez iríamos juntos a comer Madgers y le dije que tal vez cuando fuera grande y tuviera con qué, es decir, el dinero suficiente, pues es preciso hacer constar que la ingesta de estos animalitos es el lujo más caro que alguien pueda darse; no tanto por lo lejano del lugar donde habitan, sino por lo difícil que resulta encontrarlos entre tanta lluvia y tan lejos de casa. Pues bien, el día ha llegado, ella se hizo de mucho dinero, muchísimo como para comprar pasajes de ida y vuelta, estadía y el pase necesario para buscar los manjares con los equipos precisos en esta selva de agua.
¿Qué pasa cariño? Le digo ni bien oigo su señal. Papá no te muevas, solo mira junto a tu pie derecho, con cuidado, no vayas a despertarlo, ¿lo ves? En efecto, el primer agujero de un Madger emanaba el característico vapor enverdecido que delataba su presencia bajo las hojas anchas de esas plantas difíciles de catalogar y clasificar por su efímera existencia de dos horas, luego de las cuales se pudren y hacen una plasta verdosa que mezclándose con el agua de la lluvia incesante, desaparece hasta reaparecer metros más allá convertida esta vez en una especie de helecho que difícilmente mantendría esa forma hasta rayar el día.
Para los que desconocen a los Madgers hago de su conocimiento que son una transición entre un vegetal y un animal. Nosotros preferimos asociarlos a nuestra dieta como animal en lugar de planta porque una vez que se los coge con ambas manos de los agujeros de treinta o cuarenta centímetros de diámetro por medio metro de profundidad, donde se hunden bajo su propio peso, éstos lloran por así decirlo, emitiendo agua pulverizada por unos agujeros que no podemos concebir otra cosa que no sean ojos, aunque claro no sea frecuente ver ojos que coman y excreten al mismo tiempo. Las plantas no lloran, o en todo caso nuestros oídos humanos no están preparados para poder oír su llanto; los animales emiten sonidos, y bueno, bajo esa premisa los Madgers son animales plantocomestibles.
Estos seres surgieron como producto del trabajo de la minera en materia de destrucción del ecosistema natural en este planeta. Nadie sabe cómo así, todavía no hay estudios pertinentes, solo que una vez recogidos de su lecho, agujero o nido, hay que comérselos o antes de poder hacerlo se harán agua escurriéndose entre los dedos que a la larga, dos o tres días máximo, corroerán la mano, incluido huesos y uñas; ni siquiera los guantes o las mallas con que podamos contar para recogerlos servirán para tal inminente evento. Por eso, los recogemos con sumo cuidado por los lados, introduciendo ambas manos bien estiradas, los elevamos lentamente hasta nuestras bocas, momento en el cual cerramos los ojos y pronunciamos casi en silencio: ¡Gracias ------/////uuuukkkkkhhhh666999------°°°°°! dios de los parajes desconocidos y las criaturas nunca descubiertas e imposibles, y empezamos primero con un gran mordisco que una vez dentro de nuestras bocas se convierte en un sorbo de delicioso sabor que incita a dar otro bocado aun mayor y así hasta hallar el centro, corazón, o pepa, como algunos escépticos de su naturaleza animal lo llaman, momento en el cual se ha de volver a introducir la esfera verde oscura en el centro del agujero para esperar un retoño en un eventual retorno. Es necesario además acotar que los Madgers son ovalados, de consistencia gelatinosa y piel lisa como la de un pez; devolverlos a su lugar no es precisamente reforestarlos, es más bien reiniciar su incubación, pues se ha descubierto que si uno quiebra el material que recubre dicho huevo o pepa, halla dentro la larva viva del animal, que para ser más representativos diremos se parece a un camarón con ojos de rana.

Como decía, mi hija vio el primero junto a mis pies, yo el segundo, el tercero y así descubrimos todo un jardín o enjambre atestado de agujeros de Madgers por todas partes. El festín culminó cuando nuestros estómagos no dieron para un bocado más, fue cuando ella dijo:
-         Saben a pepino
-         A papaya, respondí
-         También, agregó

-         ¿Alguna vez amainará esta lluvia papá?
-         No creo que sea pronto, ¿por qué?
-         Es que planeo volver con unas amigas a plantar pepinos y claro, también papayas
-         ¿Así, y para qué?
-         No lo sé, ¿compañía o quizá alimento para ellos?
-         ¿Y eso?
-         No es nada, solo que mientras comía y asociaba el sabor con las frutas de la Tierra, pensé que a mamá le hubiera gustado la idea de plantar nuestras frutas favoritas en un lugar donde probablemente alguien más pudiera tener la dicha de cultivarlas y disfrutarlas como allá lo hacíamos nosotros.
-         ¿La extrañas mucho verdad?
-         ¿Tú no?
-         Demasiado diría yo; sabes, solíamos venir a comer Madgers antes de que nacieras
-         ¿Verdad? ¿Y cómo es que nunca me lo dijeron?
-         Todo pasó tan rápido, vinimos dos o tres veces, para cuando venías en camino comenzó a sentir los primeros síntomas de su fatal enfermedad
-         Maldito cáncer
-         Quién sabe hija mía, quién sabe, claro los médicos sugirieron cáncer, pero siempre tuve mis dudas
-         Si no fue cáncer, entonces qué pudo haber sido
-         No importa, solo pienso que tal vez no haya sido cáncer nada más.

Callamos, como si los Madgers ni nada del universo pudiera suplir tal ausencia, tal necesidad, y luego de retornar a nuestros pies anclados oí que mi hija continuaba hablando:
-         …la necesito tanto, cuánto daría porque estuviera aquí con nosotros
-         Entiendo cariño, yo también.
De pronto vio algo y señalando a unos cien metros dijo:
-         ¡Mira papá, un Madger mudando de agujero!
-         ¿Dónde? ¿Mudando?, si ellos son inmóviles
-         Míralo, por allá
Vi un ejemplar enorme salir afanosamente de su agujero y reptar hacia la tupida selva. Sentí lástima por su condición: sin extremidades ni rostro ni pelambre, solo esos agujeros de los que hablé drenando incesante líquido.
-         ¿Quieres que lo traiga para el postre? Le dije
-         No gracias, pero hay algo que podrías hacer por mí
-         Dime
-         Tal vez te parezca una locura pero me gustaría que te acerques y le digas lo mucho que la extrañamos y amamos, que se cuide y sea buena, que no se preocupe por nosotros pues estamos tristes pero bien dentro de lo tolerable
-         ¿Cómo? Acaso crees que el Madger y tu madre…
-         No, para nada papá, solo me gustaría que se lo digas y ya.
Recientes investigaciones descubrieron cierta aptitud de estos seres para desarrollar la capacidad de comprensión de algunos códigos lingüísticos. Quizá por ello mi hija salía con semejante ocurrencia.
-         Está bien, lo haré, ve alistando las cosas que a mi regreso nos vamos
-         Gracias papá, te quiero
-         Y yo a ti princesa
Dándole un beso en la frente caminé lentamente, bajo el infierno de agua cayendo sobre mi paraguas, hacia el ejemplar que trataba de perderse entre el denso follaje; tuve que apurar el paso para darle alcance. Cuando así lo hice me acerqué tanto como pude y le dije lo que mi hija me pidió, extendí enseguida una mano e hice una suerte de caricia, asumiendo la imposible posibilidad de que en efecto sí tuviera que ver algo con René, mi esposa.

*
-         Entonces si el abuelo y la abuela son animales y no frutas, ¿por qué no los traemos a casa y los tenemos junto a los peces o el canario?
-         Pues porque a ninguno de ellos les hubiera gustado ser mascotas de su nieto; y ya no te hagas Fabián, acaba tus verduras o no iremos a verlos el fin de semana
-         Está bien mamá, pero solo porque quiero conocerlos


-         No les hables, ellos comprenden, solo da un mordisco tras otro cerrando los ojos y pensando en pepinos o papayas

-         ¡Delicioso, tanto jugo, tan dulce! ¿Pero y si es el abuelo o la abuela?

-         Mejor aún, pues comiéndotelos les das la oportunidad de regenerarse otra vez desde el huevo o pepa que hay en el centro de su cuerpo y que tendrás que depositar con mucho cariño y esperanza de donde cogiste al animalito

-         No quiero comerme al abuelo mamá

-         No lo hagas si no quieres, lo que te pierdes, mira.

*


Y así mi madre se comía a mis abuelos mientras yo asqueado de la raza humana deseaba con todas mis fuerzas ser un Madger y no un ser que diciendo tonterías para justificar su criminal acto, hacía lo que hacía aunque fuera lo más delicioso que hubiera en todo el universo.




(De) Hombre Medicina propia (Su)



Raúl se disponía a beber su infusión de sabor sumamente amargo, para mitigar las emociones corrosivas que experimentaba, como consecuencia de haberse dado como se dieron, los acontecimientos de su vida, hasta ese preciso instante donde por fin había logrado trascender todo tipo de valla u obstáculo a su alrededor; de la clase de obstáculos que te dan ganas de escupir en sus tumbas. Y si así tuviera que ser, habría que considerar seriamente la consigna de elevar a más no poder las fantasías y locuras en la reconstrucción de las partes que el agujero próximo, agujero de nulidad, se tragó durante el fin de semana, justo cuando subieron a la azotea a apostar por las estrellas, por la capacidad de contarlas lo más posible o cosas así. Por esto luchaba apretando el bolígrafo con mayor furor, como tallando la roca más dura. Dejando a las palabras fluir filudas y caóticas hacia las profundidades del averno o de una botella verde de cerveza. Dándole importancia cero a todo que nada tenga que ver con ver – de. Pero temblaba, se envenenaba con el sudor de sus manos o la saliva cuya caída anegaba el escritorio, viendo el papel a través de miasmas acuosas y ver –des.

Sus motivos y argumentos se caían a pedazos. Y entonces la puta y violenta solución autoeliminatoria también clavaba diente; y la garra fascinaba con la experiencia de la condenación y extinción. Es cuando no debería dar cabida al asunto de su vida: el miedo a la parca, y su obsesión por ella. En seguida y casi al fin de la última palabra que escribe, Raúl  sufre un ligero estremecimiento: verse haciendo y diciendo lo que hizo y dijo durante el lastre de su vida, como si fuera simplemente a juzgarla por cómo había sido, notando que al fondo del pasillo estaba él y nadie más. Uno y lo otro, o todos, no había posibilidad de seguir manteniendo la situación sin la certera apertura a la total entrega.
Pero optar por la parca de algún modo también era seguir con el hedonismo.

Placer por morir. Mortuoria complacencia. Y así, no considerar por ejemplo, una mañana límpida de cielo, libre uno, de objetos, y solo con lo necesario para salir de paseo, caminando hacia el centro de la quebrada; y dos, ni contento ni triste, más bien algo convencido, apasionado sin agotamiento; llegando a unir la sangre al río, el fascinante río de sangre; andando de sitio sin mudar el cauce, es el mismo río, pensando al verlo siempre, aunque con intervalos de tiempo y distancia, o con los pies sumergidos en sus orillas, disfrutando de sus caricias suaves y breves, y hasta frías, cualidad inherente a la parca, luego paciente, recostándose sobre una señora piedra y cerrando los ojos y a ciegas mirando el brinco que pegará en segundos y cómo caerá, oh sí, cómo caerá. Dibujando en su frente símbolos siniestros sin significación más que de impacto visual.

¿Por qué tenía que ser así? La única respuesta para él es que el modo de elección le exime, para cuando quiera reconsiderarlo, de los albores finales del proceso de su vida hacia la implosión de toda variación en torno a los reactivos de disolución y degollación. Y es que perdería la cabeza necrosada y luego cercenada. Pero si pudiera ver que sus pedazos vienen cayendo desde hace rato, decepción o emancipación, es decir, del cuerpo, descarnado a sí mismo. Es segura la estampida, indudable la fuga.
El estallido de un pensamiento, una acción, un pensamiento, y otra acción, y así hasta siempre; todo sin más pensa – miento que los rezagos del primero; y sobretodo el descontrol y extravío hacia adentro. Entre la suma de errores y desaciertos del proceso estaba para Raúl ahora mismo, haberse restado toda confianza en sí. Entre otras cosas, le infundió ideas de ser enfermo, insano, vacuo, imbécil, etc. Sin embargo para él lo más jodido era de pronto revisarse los bolsillos y comprobar sobre el lugar donde se encuentra algo de cobre, que era un desierto sin forma; sin medio alguno para darle cuerda a la comedia de su vida, cuya esencia y eje filosófico podría verse como fábrica de dolor. Y a estas alturas cueste lo que cueste: ARTIFICIAL, ARTEFICCIAL. El hecho es que si bien las implicancias destructivas de su obra podrían fácilmente convencer de casi nada a un artista mediocre, ni bueno ni malo, menos a quien no lo sea. Retirarse, reestablecerse, superarse, desdibujarse… Felizmente contaba nuestro Raúl con sus gafas púrpura halladas debajo de sus correrías rituales a través de los meandros devenidos del río único, inalterable, ¡oh qué frustración!, meandros no ríos. Por sobre y debajo, un planeta con pulpa de agua, algo aquejado por llagas pétreas. Por ese consuelo seguir adelante, aunque fabricándose dolor y saboreándolo a vista e impaciencia de gusanos incapaces de verse de otro modo; lo peor de nuestra especie, los hombres gusano.

Y aún si así no fuera, y todo cuanto de su vida podría referirse, no encontraría alternativa a otra cosa que un conjunto típico de conductas y modos de ser de un tipo afectado severamente por la irradiación de cierto tipo(otro individuo o material) de placer, o de música o estímulo especialmente seleccionado desde las barracas del diablo. De manera que o aplaudías, renegabas o ignorabas; era todo cuanto podrías hacer tú.

La idea no moriría, a lo sumo tornaríase ridícula, pero en muchas noches como esta, cuando Raúl o la gente como él, embebido de reflexiones sistemáticas (aliviado, alentado y condenado) no podría ser mejor, mucho menos peor, si la concentración no menguara o desviara. Y eso es un lujo, algo que jamás tendrías o serías, o que incluso si miles como él que desde siempre está yéndose como hoja seca, resecada ella (él) sola, con o sin sol; serán sus ideas, son sus ideas… Imagina Raúl, juega, apuesta, pierde… ¿Estás Raúl?

Así la noche íntegra, bebiendo la infusión a sorbo lento y espaciado, llega a notar el claro gris de un nuevo mañana, agotado el dolor fabricado durante la víspera. Recordando tonterías exquisitas como la de las gitanas haciendo estúpidos a la gente, la venganza de una amiga con el clásico modo de una mujer. Traición o lealtad, justicia o resistencia. Resoluto o endeble. Por otra parte, la opción alternativa y un tanto divertida de desvestirse y echarse a dormir sin sueño.

A su alrededor la hojalata de su deshecho industrial, que valgan verdades se tornan infalibles e imprescindibles. Dormir algo y despertar y seguir con el sueño/pesadilla diario. Solo unas horas y estaría listo y de pie para la contienda con la resistencia orgánica y mental, y el mundo con o fuera de él, cayéndose a pedazos, a todo juicio de valor, lejano y cada vez más alejado, imposibilitado de saber más.