sábado, 25 de junio de 2016

RESIGNACIÓN

Básicamente debido a la poca calidad de los trabajos artísticos de Leandro era que no le sucedía en la vida nada fuera de lo habitual: un trabajo de medio tiempo, una esposa y un hijo, normales y fines de semana en los que se dedicaba a beber en una taberna hasta perder la conciencia. Aunque por otra parte rara vez Leandro había tenido serio interés en promover su trabajo, cosa que para su esposa era el principal motivo de dicha “ausencia de sucesos”. Leandro consideraba que efectivamente nunca se había abocado a contactar a la gente ni a las instituciones adecuadas para hacer de su producto artístico algo rentable; y es que a fin de cuentas ése era el meollo del asunto, no generar ni un céntimo con aquello que más le gustaba hacer.

Pero volvamos a la parte sobre la “poca calidad” de sus trabajos; podría decirse que al no ser ni tan buenos ni tan malos, eran maravillosamente mediocres, lo cual era común en el medio en el que vivía, común para todo tipo de actividades que realizaban las personas de su entorno. Esto quizá debido a la pobreza educativa del país, o a la económica, o a la social, es decir, a la creciente ola de jóvenes cada vez más desvinculados de otra cosa que no fuera lo superficial. Y qué era la superficialidad en estos tiempos sino aquello que la tecnología determinaba transcurriendo cada vez más rápido de lo novedoso hacia lo obsoleto, obligando a la población al consumo enfermizo de dichos productos, restándole importancia a otra cosa que no fuera la individualidad y la egolatría, o los medios de comunicación que estaban orientados únicamente a adormecer y pervertir la mente de las personas.


Sin embargo todas eran excusas que se le ocurrían a Leandro con tal espontaneidad que a veces pensaba en construir un producto artístico basado completamente en excusas. Por ejemplo para hacer una escultura necesitaba cierto material y más que eso, cierta idea que le permitiera de algún modo renovar la escultura como arte, y al no tener ni uno ni lo otro, optar por una pintura en la que bajo las mismas excusas, optaría por la literatura, donde las mismas excusas desembocarían en un texto carente de esperanza y orientado íntegramente a un circunloquio y soliloquio como éste. De manera que un día se dedicó a beber y fumar, descubrió que incluso haciéndolo mal, o no tan bien, podría consolar sus aires de artistas y reformar su condición de persona normal.