Tenías venintisiete, ya recuerdo, y llevabas el cabello largo y las zapatillas sin agujetas; yo te decía no bebas mucho, no fumes demasiado de esa basura que crecía como la plaga en el centro de nuestra ciudad; todo por nada, ahora que no estás me pesa no haber alentado todo cuanto hacías. A lo mejor lo sigues haciendo, y eso me satisfaría como la golosina al niño. Te extrañamos Tom, los días ya no son los mismos sin la certeza de verte repantigado por las aceras, o canturreando a viva voz las canciones que nunca te sabías, o arrojando naranjas podridas a los autos de los ricachos; cuánta pena nos da tu partida, si pudiéramos decirte otra vez: Tommy travieso, ven a comer fresas con nosotros, si quieres traes a Canuto, el andrajoso y pulgoso perro con el que andabas siempre; lo haríamos de muy buena gana; pero ahora qué haremos amigo, hermano, seguir viviendo como si nada?, como si la desaparición de una persona con tus cualidades y defectos importara una mierda? Definitivamente nada volverá a ser igual. Cerraremos la calle y enrejaremos al perro, limpiaremos la mierda que dejaste en nuestros jardines y quemaremos tus andrajos, pues para qué seguirnos contaminando con tu porquería si ya no vamos a oír tus ocurrencias sobre esto. Estabas incubando moscas del amor, nos decías, y dabas besos volados a cuanto ser humano veías con falda y figura femenina, sin discriminar travestis y transexuales.
Bueno, de todas formas no nos queda mucho también a nosotros, probablemente el resto que vive en esta cuadra ni noten nuestra ausencia, pero a nosotros sí nos pesa la tuya. Por eso querido Tomás, te decimos, hasta luego, guardanos un asiento en el autobus al infierno y sé paciente que no tardamos; y es más, a tu nombre brindaremos con Ratkilled, porque siendo sinceros, qué importa el resto, las migajas de la vida sin ti, mejor nos apresuramos. Aguarda, estaremos contigo en unos minutos...
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