miércoles, 5 de marzo de 2014

UN DÍA EN LA VIDA



David Reece es sencillamente genial, muy tranca que Udo la haga lo que él, pero bueno. Se me ocurre postular a la facultad de letras de la San Marcos, aunque los cinco añazos que implican me hacen como que dudar, y sin embargo, cinco años que bien puedo pasar sentado frente al ordenador diciendo Bolaño, tal libro, Quartz, Hard to road, Redtube, japaneses, etc. No tendría ninguna excusa en hacerlo a no ser por la inseguridad del fisco monetario que mis bolsillos siempre deparan incierto y casi nulo.  ¡Y quién tiene garantizado eso!, me pregunto, niñitos de mami y papi, o simples mojigatos que la ven normal y siempre la verán como tal  a juzgar por la casa y los desayunos con yogurt, tostadas con queso Bonlé, jugo de naranja puro, guiso de faisán y crema de leche en el desayuno. Tengo que intentarlo de todos modos.

Nena, la bici, me apura a cogerla y montarla en esta tibia media mañana. Correr hacia ella para hacerle frente a un mercado, luego darle vuelta y emprenderla con el regreso para guisar algo, comer, hablar un poco sobre Álvaro Bisama y su Death metal, del que aún recuerdo a Napalm death y al muchacho haciéndose pedazos con su mochila ceñida a la espalda. Bueno, debo partir de inmediato. (Salgo, los minutos se acumulan como pedazos de horas en el piso, como el agua de goteras impías, dispuestas a ser lagunas.)

(Vuelvo, lo tibio se hizo calcinante, hicieron de las suyas los celos, y para variar con el móvil más viejo, las saliditas al gimnasio, exquisito modo de darse por amenazado, nada que ver con evidencia alguna, salvo claro, ciertos detalles en la desproporción de versiones sobre la ubicación del mismo y también el descenso de la mirada cuando de pronto es apuñalada en al frente la duda por esto o lo otro; en fin, por otra parte en un segundo sonará Budgie, el gran Burke cristiano hoy por hoy y a sus sesenta y seis años, diciendo Abriendo puertas.)

Recuerdo haber pensado ayer, no, antier, o fue hace un rato, da igual, el tiempo recuerdo no existe, existo yo y mi reloj, o el recuerdo y noción de él; recuerdo como decía haber pensado en mis pensamientos como entidades vivas, es decir, con cola y plumas, pico y garras, anidando en el resquicio remoto que hay tras mis orejas. Espero no dar con la certeza de tal hecho, y es que no puedo negar que algunas veces siento como si un ave rapaz piara por esa zona, claro, yo solo oigo un ligero chillido, pero estoy seguro que hay paja en ese nido, y ya no son solo huevos y la madre que vuelve cada anochecer y alimenta con pesadillas mis sueños, y con gusanos a sus polluelos.

El trabajo, ¿a quién le gusta?, a mí todavía no -todavía falsas alas que le doy al tiempo-, es decir, los horarios y las jerarquías, el modo diría yo. Sin embargo ahí está, como la carca que quieras o no se adhiere a la piel por los buses yendo y viniendo eructando en tu cara. Y faltan solo dos horas para estar sostenido del pasamanos, en el caldero del clima que se torna dentro del vehículo(la 96B o la 03), oyendo probablemente algo de Sadus o simplemente más Budgie del Impeckable, ese glorioso disco donde está el Melt the ice away, rola en la que Burke la hce mismo Shirley Bassey, -sí, ya sé, peco de snob, pero qué importa, de todos modos esto que escribo no está en venta, y así fuera, seamos honestos: hay peores cosas que se venden con total impunidad. Está por ejemplo, y solo por darme cuerda, la porquería esa de Sergio Galarza, Matacabros, Matasergios, o algo así; después de saber que el tipo no es más quién fue, o que nunca fue lo que dijo ser, o hizo creer que era, o que simplemente su ficción supera su realidad; me dio asco, y eso que no mencionaré lo de la burda copia de La naranja mecánica que parece su huevada. Cómo se hace para ser tan miserable con el arte escrito. Mentirle a tu propia pasión, de qué demonios hablamos entonces, si ni con esto, imaginen su vida, sus sentimientos, su trabajo, su género. Un total cabro. Ya recuerdo, Mataasergio(el cabro),  rezaba el título verdadero de la obra que le dio notoriedad y que ahora Estruendomudo distribuye sin el menor respeto por headbangers o skinheads victimizados una vez más por la decepción de cuanto rodea nuestro entorno literario.


Lo peor de la tarde es pensar en la noche, como una estela interminable de espera, de aguante, de impaciencia, viendo a cada segundo el tiempo detenido en sus siete de la noche que nunca se hace ocho, ni nueve, menos diez, y once, olvídenlo, imposible. A todo esto la cara de nerd enculada de la señorita encargada: que haz esto, que no haces nada, que mejor esto, que anda acá, no estés así, cambia de cara, sonríe al cliente, las manos así no, desdobla el torso, eso es, así no, ya basta, vete, fuera de mi vista, informaré esto a la jefa. Como quiera mamacita, me llega al pincho, cuando entré a esta pocilga, me dije al cabo de dos días, nada me afectará, nada, me convertí en una entidad casi abstracta que pulula sin norte, puro y profundo sur, sin sensibilidad alguna, ofreciendo libros a la gente, dando precios y apilando derechitos los montones de inútiles trabajos de escritore(a)s locos, maricas, suicidas, viciosos y asesinos. Por eso mejor apura ese memorándum que se me viene el huaico anal, mira que estoy siendo considerado con ustedes y no le prendo fuego al kiosko, porque si quiero lo hago, yo como tizón, como gasolina por sangre y huesos, espontánea combustión, yo como antorcha de la devastación pirómana.

(Me dispongo a echarme un baño frío, y luego comer lentejas –voy a registrarlo todo, entiendes querido Varguitas, seré fiel a tu modo, jajaja, idiota carente de imaginación- saco las tabas y las tiro lejos, al fondo profundo de bajo la cama, a ver si la encuentras patas de satanás o dedos de dios, de cualquier forma, no te quedan, tú necesitas botas de gótica marica, esas que tienen dos pezuñas en lugar de lo que nosotros conocemos como empeine, así que ya saben; y tú, duendecito verde, deja de joder al ratón rojo que te lame el culo solo porque lo tienes atestado de la mierda que nunca te limpias, ¿tus creencias?, estás peor que yo con eso, qué tiene que ver al mierda con tu invisibilidad o tu facilidad para atravesar por rendijas?, ah, ¿todo? Está bien, no me meto contigo, pero ni pienses en mis zapatillas, te comerán vivo, la otra vez se comieron con zapatos de charol y todo, a un grillo que vino del norte a pasar el verano con sus primas las Cuca Rachas, y fíjate que traía bufanda y uan casaca de alas muy doble y pesada, igual fue desayuno de mis tabas, y encima mis pies peludos, nada, no quedaron ni las antenas, así que piénsalo antes si planeabas chocar con ellas…)

Se supone que entre los paréntesis colocaría a modo de guión teatral, las accione precisas que voy realizando, y fuera de ellas, mis cavilaciones y desvaríos respecto de este día plagado de trivialidades extraordinarias como poner de pronto otra vez el Melt de Budgie, por puro vicio. Bueno, ya me voy, vuelvo (Sale, se oye un portazo y el ruido del agua cayendo, suena Budgie, pero no el Melt, sino el All at sea)

 UN DIA LA VIDA, por el Tri. EL SOUNDTRACK.

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