Cumpleaños de un niñato de treinta y seis años, desaforada y prematura noche sin despuntar hacia el asomo del gringo calentón llamado Sol, dios y enemigo de comerciantes y trabajadores de construcción civil. Dormingo enquistado en las gargantas y cabeza de quienes habrán de dormir todo el día la puta resaca, mientras algunos hacia la guarida de libros, en pos del sustento, a estarse parado y viendo con deseos lujuriosos las miles de portadas y reseñas pequeñas detrás de cada libro. Quizá seas las diez de la noche o las nueve que se hacen tan lejanas como el planeta Riga en la galaxia de norte, la más lejana.
Serán o son los días como éstos, donde las cosas se disponen de tal modo que a uno le parecen cíclicos y recurrentes lo que sigue en el manual del perfecto ebrio o desaforado vicioso, pero no. Hoy hay Pentagram del gran Bobby cara de Dali más Mente fría, y el increíble Víctor Griffin/dor Ioimizado satánicamente. Y por eso salir lleno de vitalidad aunque con cruda, es de victoriosos.
Estuve escribiendo las letras de una canción que dirá más o menos así:
Repudio nacional, ¡impiedad!
Caos conceptual, ¡la realidad!
Sin moral y en total bacanal
imposible resistir menos
en tanta impunidad
Mientes, robas, matas y
no hay ecos a tus gritos
pues todo el mundo
enfrascados en sus sueños
dueños de ensueños
pesadillas de horror
colapso mental
son ¡basura estatal!
Algo por ahí, y la música iría a lo Sacrifice con Vio-lence, una suerte de
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