sábado, 8 de febrero de 2014

1,2,3, va:

1.
No hay problema que contándomelo de nuevo (lo sucedido hasta ahora) experimente por reacción efusiva, otra cosa que risa. Está clara y anclada en hechos favorecidos por mis pupilas dilatadas, la negativa a sostener la palabra de alguien como la última en una discusión; minutos antes, simple conversación liberada de palabras y propósitos comunicativos convencionales; y dada más bien a extenderse y dormir esperando al otro desistir o emparejar los mismos deseos y emociones. No siendo otra cosa que mi modo singular de recomponer mi decisión el factor de riesgo, mi voluntad. Sin consensos porque a mí qué chucha con dormir si se puede hacer algo, por más insignificante que sea...como escribir, o leer. Yo estoy loco entonces, o qué mierda con el ser humano...la noche es para dormir, y yo cago por las orejas cuando oigo pronunciamientos así.


2.
Lo sucedido hasta ahora se compone básicamente de escenas convencionales en las que dos jóvenes se esfuerzan, sumidos en la sublime alucinación de sus deseos y sensaciones, por construir una realidad habitable y común para ambos. Tal propósito, ahora lo corroboran, demanda harto sudor del alma y dilata la mirada paciente de quienes esperan suceda tal milagro así tan fácil como sentarse junto a un semejante, esperando sea éste un amigo, un hermano u amante o asesino. Y exhaustos como están, alguien cederá y no va a ser quien decida no hacerlo indefectiblemente. La gran vida aludida probablemente no sea sino asomarse por la borda y estirar la mano recogiendo todo el agua posible de acariciarla esporádicamente con la otra mano, y nunca subir sino gotas al bote, a uno en el que o lo llenas hasta el borde de gotas empuñadas con gusto y honestidad, o te mueres en el desierto de altamar, comiendo gaviotas vivas y derretido en sol y sal, oliendo, viendo, oh qué tontería de nada más pensarlo. 

3.
Lo que esté por suceder se ciñe tanto como puede a la causalidad ignorada en ambas partes; de modo que un: bueno qué se hace, ya pasó, podría frenar la colisión hostil de perspectivas. Y si dios quiere hasta las horas serán plausibles rumbo a otro día como los últimos, en los que por mucho desvelar sigue amaneciendo igual de rápido y anocheciendo más aún. 



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