Lleva la
morena un precioso jean rojo apretado, su amiga, la castaña, un leg jean
celeste; caminan a pierna suelta y hablando a boquijarro lo divertido que sería
hacerle meter la lengua a alguien al culo del perro que se caga delante de la
casa de Fabio, o sea yo. Llaman tirando piedras cada vez más grandes a mi
ventana, para cuando asomo la cabeza los veo abajo dispuestos a arrojar una
roca de casi tres kilos. Dudo lo logren nenas, las reto. Y en efecto, la piedra
por poco y le revienta la cabeza a la de celeste luego de que ésta a las justas
logra arrojarla, pero la de rojo no haciéndose esperar, ya lanzó un trozo de
ladrillo que impacta asombrosamente sobre mi frente. ¡Mierda!, me diste, grito,
mientras recojo la chaqueta de los Black Oak Arkansas que está bajo mis
pies desnudos y salgo raudo de mi habitación.
Los
acompaña Núñez, el sujeto que continúa insistiendo con ambas desde la víspera;
su cabello está prácticamente devorado por el fuego en todas partes, solo unas cuantas
islas de mechones jaspeados es cuanto queda, y su ropa hecha jirones y muñones
de vómito reseco. Hey bastardas, les digo, qué fue. Caminar zopilote, vamo a
latear, contestan al unísono. Vamo pues.
En Huaskayork
las tardes naranja de junio son las más pajas para andar sin pedos que no se
suelten por cualquier parte o discusiones sobre la estética decaída del
hardcore. La gente se limita a comentar para sus axilas lo estrambóticos que
lucimos o lo poco educados que somos, pero sobretodo lo desvergonzadas que son
ellas: Lucy, la de rojo, Carla, la de celeste, ambas sobrinas de Tulio, el dealer que murió hace un mes en la
redada que hubo en Detroit Drugs city,
allá arriba por Incho, por donde antes la Chola hacía a medio mundo cagarse de
miedo con su fierrooote de ocho kilos que cargaba en el bolsillo, palteado como paraba.
¿Mis amigas?, qué va, ¿mis nenas?, todavía, son dos extraños seres con apariencia femenina que andan dando vuelta al mundo sin más empeño que seguir haciéndolo lo más agravantes que sea posible, lo menos femeninas también, y más que nada, lo más locas posible.
¿Mis amigas?, qué va, ¿mis nenas?, todavía, son dos extraños seres con apariencia femenina que andan dando vuelta al mundo sin más empeño que seguir haciéndolo lo más agravantes que sea posible, lo menos femeninas también, y más que nada, lo más locas posible.
Veo el bus
plomo que va atestado de personas hacia Pio pata, creo reconocer dentro varios
rostros; ¿ese no es Julio?, ¿ese otro no es Roy?, ¿y aquél no es Adrián? Sí
huevón, todos son tus patas, todos lo que quieras, dicen alguien. Claro, por
qué no, todos podrían ser mis amigos si no fuera por... en serio, por qué nadie
es amigo mío. Ah gracias, ¿y nosotros qué?, se está poniendo sentimental el
Curaca Favio, ya casi llora, ya va llorar, miren... Quiere llorar, quiere
llorar, oigo que termina de decir la muy puta de Lucy, la que siempre anda
jodiendo, ya le dije que cualquier momento voy a dejar de coger con mis manos
sus nalguitas de perrito ojiuva y hacer algo más, pero nada, parece desear
pierda los estribos.
Y bueno, por qué hacerla esperar más, voy y tomo entre mis manos su kekito de veinteañera; ven para acá, diciéndole, ya casi eh, estás para darte curso, eso es, mueve el rabito niña, así está bien, tú qué dices. Claro Curaca, claro, dale, ahora toma; ¿toma?; qué cosa, le digo; esto, contesta, y se orina sin más en todos sus pantalones. Yo veo mi mano humedecida sin más y rápidamente percibo el hedor a riñones podridos por tanto vodka que se ha metido durante el fin de semana. Puta asquerosa vocifero mientras retiro mis manos, se caga de risa. Núñez, más allá, ríe un poco tímido pero muy entusiasta. Y tú qué huevón, le digo; nada, responde, sigue tu flecha brother, me río de ella. Cágate me dice ésta, cómo no si fuera tú, alcanzo a decir cuando los tres me llevan varios pasos por delante.
Damos unas
vueltas por el parque Bonifatti, total legalize desde la postinfancia, vemos
unos patros graznando los hijoeputas todo panas como si el parque estuviera
infestado de marcas o narcos, en fin, nos sentamos alrededor de bancas
circulares, ellas cruzan las piernas, nosotros encendemos un huiro, alguien
menciona el puto hedor de la de rojo, y la de celeste se suelta un flete o gas
intestinal que suele llamar: croac,
ahí va un croac, dice, y oímos un reeet. Bailan los monos con sus elencos,
mequetrefes sin gloria ni pena bajo el dominio danzante; ya man, me dicen, qué
tienes contra todo el mundo, pareciera que todos te dieron por detrás y que por
eso les guardas rencor; por detrás te voy a dar putifarrita le digo a la de
rojo, la que más me está llegando al pincho. Oe, si vas a venir a loquear como
imbécil de esta forma mejor saca la vuelta me dice la de celeste; hecho, digo y
me dispongo a ir, ahí nos vemos putillas les digo; estiro el cuerpo,
acelero el paso hasta la avenida Huancavelica, detengo un rojo Etupsa, subo,
arranque señor cagarruta...
Avanzamos
muchas cuadras, llegamos a la universidad, damos la vuelta, ¿no bajas? me dice
el cobrador, no, vuelvo, le digo y le alcanzo otra china, bien me dice.
Emprendemos el regreso, veo el fundo muerto del porvenir así mismo muerto, la
casa de los viejos, la Volvo, Evitamiento, el Parque industrial donde siempre
la hacíamos, y por fin, Sumar. Se detiene el bus y suben los tres que despedí
hace dos horas. Suben y al verme se precipitan, habla brother, me dice la de
celeste, ¿estás en tu turibus, a dónde te largas?; a la jato, les digo, aya,
oye mira a esta perra asquerosa me dice la de rojo, señalando a la de celeste,
lo jodió al Núñez, se meó encima y ni siquiera se sacudió el barro porque luego
se puso a revolcar en el piso como la puerca que es. Complacido por saber que
todo sigue marchando bien, veo bien a la de celeste, me fijo en su rostro y
cabello, la encuentro sumamente hermosa, ¿qué estuve viendo todo este tiempo,
es decir, desde que la conozco?
Hola le digo; ¿hola?, me dice, ¿qué te pasa gonorrea?, me responde; estás asquerosamente bella, le digo lo más galante que puedo; sí claro, me corresponde, no se esperaba eso estoy seguro; ponte de pie, vamos a bajar, les digo a todos, a meternos un clavito con su traguito ¿les parece? Bien con el Curacón! gritan los tres.
Antes de
bajar, veo el fango en el leg jean de
la de celeste, y no aguanto más, me enamoro, lanzo mis gordas y venosas manos a
apretarle ese par de nalgas de campeonato, ella se inmuta ligeramente
y esbozando una sonrisa que no la dirige a mí, sino al
conductor, dice, qué rico papito! a ver qué te parece esto más mi amor, y
se caga ahí mismo, sin más, como si no pudiera aguantarlo más; el celeste se
amarilla y el hedor me obnubila, amo a esta hermosa puerca.
Bajamos, nos cagamos de risa, caminamos un poco más, respiramos noche pura y humo y trago; llegamos por fin al local, ellas toman la delantera, muertas de risa, doblándose en dos; entran y dándonos un par de besos volados desaparecen tras la puerta. Nosotros entramos después de ellas, pedimos dos cervezas y algo de Jimmy Johnson; El grill "La pasión de Kristo" abre una vez más sus puertas a un Huaskayork ávido de decadencia y pudrición. Se presentan hoy, por cuarto mes, el dúo femenino "Hemorragia", perversas danzarinas de poesía corporal y muestra sensual. Somos sus fans y amigos y quién sabe muy pronto...
Bajamos, nos cagamos de risa, caminamos un poco más, respiramos noche pura y humo y trago; llegamos por fin al local, ellas toman la delantera, muertas de risa, doblándose en dos; entran y dándonos un par de besos volados desaparecen tras la puerta. Nosotros entramos después de ellas, pedimos dos cervezas y algo de Jimmy Johnson; El grill "La pasión de Kristo" abre una vez más sus puertas a un Huaskayork ávido de decadencia y pudrición. Se presentan hoy, por cuarto mes, el dúo femenino "Hemorragia", perversas danzarinas de poesía corporal y muestra sensual. Somos sus fans y amigos y quién sabe muy pronto...
Chorrillos, 20
de noviembre de 2013
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