Ahondando en los archivos de mi padre pude dar con una vieja caja de cartón llena de papeles y libros vetustos de registro del hotel que regentaban los bisabuelos a inicios del siglo que pasó. Supongo que será por algo que llevamos en los genes, esta extrema curiosidad e interés por los objetos olvidados y de difícil acceso, ya que di con ellos luego de hurgar entre la inmensa cantidad de basura que anida en el sótano, a donde se destina todo lo que pueda dejar una vez fallecido o desaparecido algún miembro de la familia. Me han castigado muchas veces por hacer este tipo de inspecciones diciendo que no tengo derecho a meter las narices donde no me importa, el hecho es que sí me importa, y como todos viajaron al sur por el aniversario de la muerte del abuelo, soy libre de hacer lo que me plazca.
Hallé tantos papeles roídos por las polillas, ratas y polvo que recién al tercer día pude dar con el texto que acaparó mi total fascinación y que a continuación transcribo para dar fe a la capacidad literaria del abuelo, pues supongo que es de su autoría.
Antes de hacerlo le di varias leídas al texto, tratando de entender de qué se trata, y si bien mamá dijo que su padre en su juventud fue escritor y que hasta publicó alguno de sus trabajos, dudo mucho que sepa sobre este escrito, pues lo que usualmente me mostró cuando era un mocoso chupadedo eran poemas a la vida, al río, al pueblo, al amor de su esposa -mi abuela- y esas banalidades que siempre me parecieron irrelevantes, pero esto es algo más grande, lo sé pues es algo así como una historia de códigos encriptados, por qué o para qué, no lo sé, pero ahora que mi capacidad de comprensión me permite ahondar en textos con connotaciones mucho más profundas que los del colegio, con símbolos y códigos, sospecho que en unos días daré con el verdadero mensaje del texto.
La familia ha retornado, es ya casi un mes desde que tengo el texto y no he hallado nada aparte de la historia que se cuenta. Creo que mi incomprensión radica en que la historia plasmada por el abuelo está en un nivel superior al simple intelecto, o sea, que más allá de descifrar símbolos tendría que interiorizar cada palabra, asumirla como un credo, no lo sé, empiezo a creer que me complico en vano. Pienso llevarlo a la universidad y mostrárselo a profesores y compañeros a ver qué opinan.
Ésta es la transcripción que hice del texto:
I
La tonalidad del espacio que ocupaban los jóvenes lucía entre gris y azabache, de manera que casi se percibían solamente siluetas. Beny recorría galerías de sombras, rostros que iban y venían, ecos de pasos que se perdían entre muros de concreto, hasta que de pronto la vio.
La muestra musical marchaba casi por su fin, la madrugada muy bien asentada con el frío abrazador, Karol, en compañía de sus amigos, charlaban animosamente, hacía mucho que ella no salía a tomar el fresco en noches de alcohol y carcajadas.
Afirmar que no era de sorprenderse sentir recorrer por su cuerpo corrientes eléctricas y aleteos en la cabeza y también en la base del estómago, sería inútil, pues era evidente que Beny estaba muy afectado desde que vio a semejante mujer, su mente de inmediato tejía cientos de enrevesadas situaciones posibles, y le placía verlas desfilar una tras otra, como fotogramas, por la pantalla de su imaginación. Karol reparó en el obvio interés que aquél destilaba por los ojos, y por algún extraño motivo, sin percatarse siquiera, se encontró alcanzando la mano de él, conversando exhaustivamente sobre temas equis, ye y etcétera, una combinación perfecta de aditivos químicos habían surtido efecto para ambos.
Cuando por aciertos de la planificación pudo concretar un cita, las cosas marcharon viento en popa, salvo por pequeñas situaciones en las que había que oír monosílabos como respuesta, y bueno, tanto él como ella estaban ansiosos de ver qué más podía, o en todo caso, tenía que suceder, porque para ambos, la diferencia de casi tres lustros en la edad no significaban sino pequeños detalles en la decoración de los escenarios, pero sustancialmente, sabían lo que querían. Él sexo, ella amor, y viceversa. Se decidió por las manzanas, lo había leído en un cuento, una enorme para cada uno. Estaban en un parque, no habría más de treinta personas alrededor, entre niños, señoras y ancianos. Cuando se fueron acercando uno al otro, él la encontró obsesivamente hermosa, y lo mejor, que se le abalanzaba con su cabello espectacularmente largo y brioso, con su escultural figura.
Como tenían los procesos químicos a su favor, las cosas sucedieron de manera más ágil. Caminaron por las avenidas y calles cercanas al parque, decidieron volver al punto de encuentro, tomaron asiento, él estiró las piernas e hizo un comentario referido a los asientos de parques, los tipos y el por qué de su arraigue en una sociedad donde cada vez es más difícil descansar, sentarse y reposar periodos de tiempo extensos; ella comentó por su parte que había conocido parques, en la zona de las islas canarias, a donde había tenido la oportunidad de ir hace tiempo, en los cuales los asientos tenían cojines de pluma tapizado con cuero, lo que los hacía sumamente cómodos. Mientras ella continuaba contándole todo acerca de ese viaje, él recordó que traía manzanas y que éstas parecieran agitarse y revolverse obstinadamente en su bolso, como queriendo salir, así que casi por reflejo la interrumpió brutalmente, diciéndole que le invitaba una de sus frutas favoritas, ella accedió gustosa, y como en un cuento que leyó de joven, peló ambas y, a diferencia del relato, ella no le hizo un desaire, por el contrario, dio una gran mordida a la fruta que daba gusto verla masticar y tragar. Cuando hubieron terminado asomó el silencio, un no ruido que irrumpió inesperadamente entre ambos, infundiendo un clima de misterio e incertidumbre, haciendo que se pregunten, ¿y ahora qué?
La pequeña Londie recogía caracoles de entre las rocas para el almuerzo. Su padre acababa de llegar del trabajo, vivía con él desde siempre, al menos así lo creía Ben, como ella prefería llamarlo, vivían en condiciones miserables, en una pocilga a orillas del río. Ben había quebrado alguna de las cuerdas que sujetan el buen ánimo y empuje para seguir adelante, y su vida se lanzó a la decadencia, atravesaba a paso cansino las avenidas que había que recorrer de cabo a rabo para ganarse un sencillo, sus infinitas cuadras, entregando documentos, emborrachándose los sábados y totalmente irascible al caer la tarde de cada día laborable. Sucumbiendo al poder etílico que lo sometía a vivir como lo hacía, terminó siendo un marginal de las cloacas citadinas. A pesar de esto, ella, su hija, como la creía él, era la única que percibía todas las actividades de su padre como magníficas, estaba aparentemente fascinada con él, lo consideraba casi como a un dios.
Entre ambos las conversaciones se daban de manera clara, fluida, sin cortapisas envueltas con palabras de ternura, si es que se diera el caso, y que por lo general era inevitable en la convivencia entre un padre y su hija. Por ejemplo ahora, le dijo que había hallado una mujer, que quizá muy pronto la traería para presentársela, y que no, tranquila, jamás haría el papel de su madre, pero que eso sí, comprendiese que para él una mujer, ésa particularmente, le era muy necesaria. A lo que Londie respondió utilizando el querido padre del caso, que su felicidad era la suya, que no se preocupase en decírselo a manera de solicitud o ruego, que por ella bien, adelante, total, era natural que así fuese. Ahora sobre la madre y el papel de ella etc. no había problema, pues todavía no llegaba a su vida el momento de preocuparse al respecto, la curiosidad ya arribaría algún momento, o quizá no. Sus conversaciones eran así, sencillas, calmadas, de manera que los acuerdos por lo general eran unánimes, y las discusiones muy eventuales, pero muchas cosas son así y hasta mejores, hasta que llega el momento en que simplemente dejan de serlo, y más cuando se trata de un hombre desposeído de natural cordura y envilecido, viviendo en la orilla fangosa de un río hediondo, entre vísceras de peces, aves y hasta hombres despanzurrados por la miseria y la enfermedad.
La trajo ayer, recaba Londie mientras coge su diario para escribir sobre su jornada. Se le ocurre escribir antes de seguir buscando crustáceos para la cena, ayer vinieron juntos, ella es no precisamente una hermosísima mujer, pero tiene todo lo que Ben considera necesario para él, su predilección por los pechos colgantes y el cabello largo y frondoso salta a la vista. Cuando recién me incorporé a formar parte su familia, Ben dejó de ser solo él, en adelante seríamos los dos, mi madre no existe, o tal vez sí, no es importante, lo tengo él, y al río, la cabaña, y la arena, y los árboles, y todo lo que pueda imaginar, por eso comprendí que él necesitaba amar a otro tipo de mujer, no solamente como padre, sino como hombre, como animal; y bueno, quiero hacer notar que está muy feliz, ahora mismo están en la playa, tras el bote, creo que se retuercen en la arena, muy abrazados, yo podría arruinarles la tarde si quisiera, pero no, me entretengo más escribiendo este tipo de cosas.
Casi al despedirse, cuando ya se sentía resignado a no poder hacer nada, decidió darle un beso en los labios, una decisión que francamente se sorprendió haber tomado. Solo se aproximó rápidamente a ellos, y mojando de inmediato los suyos, mordió los de ella, y ya a buen recaudo, ella correspondió tirando de inmediato de los de él. No tardaron en besarse acaloradamente, y mientras esto sucedía, Ben ya pensaba en qué decir ahora que el beso terminaría, pero descartaba tal pensamiento al sentir la saliva de ella mezclarse con la suya, de sentir su lengua estrangular la suya, de chocar sus dientes, de morderse las puntas de los labios, de hallarse sujetando y comprimiendo la cadera de ella, experimentando furiosamente una intensa excitación de ser él quien viviera esto. No se dijeron nada hasta pasada la semana, cuando se volvieron a ver, esta vez ella prendió el primer beso, y ya asomaban promesas de sexo, sin embargo, este detalle perdió importancia, pues ambos notaban que se sumergían en una experiencia mucho más profunda que el nivel meramente carnal. Sentían que asentarían una horda. Cuán ilusos pueden ser algunos.
El tiempo pasa, las cosas derivan en situaciones que a veces no se presienten o desean. Ahora Beny piensa: lo intenté, de todas formas a ninguna le gusta ser segundo plato, o la otra, y tampoco ser ninguneada, y peor, enterarse que crío a mi futura esposa en casa, que mientras es chica, podíamos seguir adelante, hasta que ella superara su infancia orgánica, lo siento por Karol. Está claro que así pasaré el resto de mis días, dejando a medias tintas todo lo que inicio. Pero todo es por Londie, mi único proyecto fijo, solo ella, con lo que le doy hará valer mis dotes. Ahora tiene siete, pero ya tendrá pronto diez más y entonces...
Poco tiempo después, por infortunios del destino, y ante la violenta indignación de ella, Karol fue victimada por Ben, abriéndole una bocaza en el gaznate mientras le reprochaba lo bárbaro de aquella confesión. Aduciendo increíblemente después, en el juicio, que su acto obedecía a desequilibrios mentales, demostrando esto al aducir que de no absolverlo la corte en ese instante, podría recaer la espada letal de la ciega justicia, no en él, como consideraban justo, sino sobre el verdadero padre de la víctima, con quien dijo guardar el extraño vínculo de sujeto original omnipresente y versión contextualizada al caso.
Claro que tal argucia no ocasionó más que cruentas y poco disimuladas sonrisas de mofa por parte de los miembros que juzgaban a Beny, no obstante el hecho era que Karol muerta, Londie desapareció misteriosamente, llevándose consigo toda la materia encefácica del cadáver, cosa que nadie más que el mismo Beny pudo considerar cierto, pues solo él fue quien al ver el cráneo vacío, no supo cómo ni en qué momento sucedió aquello, pues recordaba vaga pero certeramente que luego de haber dado la cercenada precisa, dejó a la inerte y desangrada muchacha ahí mismo, para salir en busca de los medios y herramientas para deshacerse del cuerpo. Tan sorprendido estaba que ahora que lo juzgaban decidió, según él, decir la verdad, con el discurso sobre el padre de Karol y versiones suyas y omnipresencia, etc.
Bueno, mi nombre es Teresa, y sí, yo fui la mujer del asesino loco de la tele, hace como ocho años. Tuve que dejar a Ben por mi seguridad, y si bien para cuando iniciamos la relación él ya tenía accesos de perturbaciones en el habla, como de pronto no poder detenerse en la parla sobre deposiciones y asquerosidades así, o cuando refería haber logrado abrir el tercer ojo, con el cual percibía las verdaderas formas de los humanos, las cuales eran como de huevos negros, con gruesos vellos en toda sus superficies, que como me decía, eran las verdaderas verdades, yo jamás hubiera imaginado que pudiera decaer tanto, a este punto. Pero sí supe luego de haberlo dejado, que enloqueció del todo, quisieron ayudarlo, su familia, incluso la mía, por su hija, todos, pero huyó, de eso ya como siete años. Ahora, la hija que tuvimos nunca lo conoció, ni extrañó, y me imagino que tampoco él, pues nunca volvió; desde que se fue quién sabe a dónde, nadie pudo dar con su paradero hasta ahora. Mi pequeña hija Lizzy nació y creció en su ausencia, y ahora que recién supo de él, tiene que ser de la peor forma, por televisión, con el bombardeo de la noticia por todos los medios: “MONSTRUO PEDÓFILO LE ARREBATA LA VIDA A NIÑA DE QUINCE Y ADUCE DEMENCIA”, tuve que contárselo todo, que aquél tipo de la tele era su padre, y bueno, ella dice que a pesar de todo continúa albergando la idea de su en su imaginación. Nunca he visto a la supuesta muchacha que asesinó, creo se llamaba Karol o algo así según dijeron en el reportaje, pobrecita, debió saber que el tipo estaba zafado, pero de todas formas siento lástima por él, por lo que hizo, por cómo terminó, sentenciado a morir desangrado luego de ser castrado, según dijeron, que Dios guarde su alma y lo perdone.
Querida Lotz:
Mi muy bien amada hermana mayor, Ben ha sido detenido, el plan funcionó a la perfección, ven a buscarme, o en todo caso, envía a una versión tuya para irnos juntas a Berbuss, no sabes la impaciencia que me embarga por la tierra prometida por Guetto, alabado sea, donde como dijiste, nos espera lo maravilloso.
Atentamente Tu amiga, hermana y aliada, Londie
“Lotz Grorn”, nombre artístico de la famosa Lass Barned; novelista, científica, filántropa y defensora de los derechos humanos y la educación totalitaria e iluminada, conocida en el mundo entero por sus profundas reflexiones e investigaciones sobre la omnipresencia, autora de libros como “Aquí y siempre”, o “Estoy en todas”, o el ya todo un éxito de ventas “Yo estaré donde tú estés”, todas novelas ensayos apasionantes y geniales que solo una mente como la de Barned podría producir.
II
Me tienta coger la navaja y cercenarme la yugular, hace tanto tiempo que voy pensándolo que se me hace una singular broma el seguir vivo y esperando, esperando no sé qué. Hoy llegué a esta ciudad huyendo de la justicia una vez más, según me enteré, iban a esperar a que muriera desangrado una vez que cortaran mis genitales. La gente está cada vez más loca en este mundo. Creen que harán justicia eliminando a mi versión, tema que saqué a relucir porque no puedo comprender por qué Londie me hizo esto, traicionarme de esta forma, tal vez deseaba verme muerto, pero perjudicarme así, haciendo parecer que fui yo quien luego de asesinar a Karol me comí sus sesos, como si me gustaran. Me pregunto, qué la instó a actuar así, o es que también Londie no es ella, así como yo no seré a quien ejecuten, aunque técnicamente sí lo sea…pero claro, ¡eso es! No existe Londie, todo es parte de un plan mayor, ella es una versión de otra…tendré que averiguar de quién y desmantelar todo este complot contra mí. Piensa Beny, piensa, que el tiempo es un pesado yunque cuando la incertidumbre prensa la necesidad de estar a salvo en algún rincón del planeta.
Han sido veinte interminables horas de viaje hasta este lugar. Por lo poco que vi, puedo asegurar que el pueblo es perfecto, pues sus calles, vehículos, gente, edificios, vegetación, y sobre todo, lo más importante para conocer una ciudad, sus perros, son lánguidos, oxidados, hambrientos, malolientes, como a mí me gustan. No sé cuánto tiempo estaré aquí, espero no muy poco, pues quién sabe puedan dar conmigo los cerdos, esos putos cerdos que me pisan los talones.
Conseguí la habitación a un buen precio, desde afuera pude apreciar el edificio entero, sus cinco pisos a punto de hacerse escombros, con balconcillos enrejados y ropa tendida por todas partes, así como el ruido de voces enfurecidas, radios mal sintonizadas con música engañosa, y las paredes descascaradas me parecieron de lo mejor, imaginé estar en los cuarentas, con mi maleta en mano, y el pecho lleno de sed de aventuras. Sé que es otra época, pero qué importa, puedo ser quien quiera y vivir la época que quiera, por más que el resto esté lleno de aparatos tecnológicos, redes sociales, buenas fotos, trabajos increíbles, dotes excepcionales para el galanteo y supuesto buen gusto en el vestir, llevando siempre trajes coloridos, muy limpios y nuevos, con cabellos fraganciosos y cuerpos destilando el mejor de los perfumes, a pesar de todo eso, para mí es más importante tener un lugar donde poder sentarme a leer un buen rato algún viejo libro que a nadie ya parece importar más que a los dementes, quienes pueden usarlos como base de sus camas improvisadas, también poder comer un buen pedazo de carne de res, jugosa, salada y picante, guisada con tomates y cebollas, acompañada si se puede con algo de arroz y papas, o aunque sea con panes integrales, porque como alguna vez dijo mi viejo y desaparecido amigo Robert, si en la comida no hay carne es preciso y hasta honorable morir de hambre. Morir, vuelvo a pensar en morir, y es que me es inevitable evocar esa palabra, aún me apasiona, no tanto como en mi juventud, pero bueno, continuando con lo que a mí me parece necesario para poder vivir, me falta mencionar la música, sí, los sonidos que han de ser mis mejores compañeros, nada mejor que tener buenas rolas reproduciéndose en algún aparato, no importa cuál, con tal de que suene bien; Oscar Peterson o Billie Holiday, Lester Young o el genial Charlie Parker, si de sentarme a reflexionar o pensar un poco se trata. Dave Carlo, Stutzer Brothers, Gary Holt o Phil Demmel si de explosionar en éxtasis se trata, en fin, son mis gustos.
Algunos optan por las mascotas, también yo, a veces, como cuando tuve un par de bichotes en la habitación que renté a las afueras de un olvidado puerto, y de la cual me echaron por considerar peligrosos a tales animalitos, recuerdo que los tenía en baldes transparentes, colgados del cielo raso, y que a cada vuelta del trabajo, que en ese entonces oscilaba entre dar clases de gramática o literatura a mocosos hijos de ricachos y limpiar habitaciones de hoteles gigantescos cada diez segundos, o entregar la correspondencia a personas mal geniudas de los barrios más prósperos, les daba un ligero impulso con los dedos y me tiraba de espaldas a lo largo de la cama, con los brazos cruzados y las piernas extendidas al borde, mirando el vaivén de los recipientes y los hermosos movimientos desesperados de las migalas dentro de los recipientes con mi orina, ah!, qué épocas, era joven y me divertía el sufrimiento, incluso el mío.
Me asignaron el piso tres, la habitación 306, es pequeño y hasta de mal gusto, pues en su piso corretean disímiles pedazos de lo que alguna vez fue parquet, además por el precio no tengo derecho a baño propio y mucho menos a ducha con agua caliente, en fin, lo bueno es que tengo una vista increíble.
Terminé de distribuir mis cosas, coloqué la mesita junto a la ventana, en ella deposité mi cenicero, el encendedor, los hisopos y mi cuaderno de notas, los libros los puse sobre la maleta, apilados de manera que pueda ubicar rápidamente el título que ande buscando, la maseta en la que crece desde hace un mes mi pequeña Valencia, el cannabis que será mi golosina en algún momento especial estará fuera, la ataré a uno de los marcos de la ventana para que pueda suspenderse como en los jardines colgantes de babilonia. Mis zapatillas las deposité al lado de la cabecera, junto a la botella del último ron que voy bebiendo. Hecho esto enciendo la radio, busco y busco sin hallar nada que satisfaga mis expectativas, al fin me decido por el noticiero. Me buscan en todo el país, soy todo un personaje, y creen estar tras de mí, pues sospechan que no dejé la ciudad. Idiotas. Por ahora vigilo, cada segundo doy una mirada por la rendija de la ventana que mantengo clausurada por seguridad.
Pasa el tiempo, el polvo sobre mi cuerpo me indica la cantidad, demasiado para seguir vivo en este sitio, he descubierto por fin de qué se trata todo esto, quiénes están implicados y qué es lo que quieren, felizmente mientras no puedan hallarme difícilmente podrán concretar sus planes, pues aún sigo vivo, sin embargo extraño a mi hija, te extraño Londie, espero que estés bien, seas la versión de quien sea.
III
Estábamos reunidas por fin, hacíamos tiempo mientras esperábamos al mensajero, y en ese instante teníamos que elegir simplemente entre, si ponernos a preparar las prendas para la ceremonia tomar antes el sagrado té, pero eso implicaría dejar la tarde deslizarse hacia las profundidades del tiempo muerto, y no podíamos permitírnoslo en una situación así, cada segundo contaba, por lo que insistí en hacer ambas cosas en simultáneo. Lotz me comenta mientras sirvo el té, que es importante lo que hice, pues solo así lograríamos concretar nuestro pase a la tierra prometida. Dice también que en Berbuss las chicas somos idolatradas, pues en el país entero no existen más que varones, curioso dato ya que viene a mi cabeza preguntas sobre la manera de reproducción de tales sujetos, es decir, cómo diablos llegaron a ser tantos, sin tener mujeres alrededor, dice también que la mayoría es capaz de entregar su vida con tal de que una esté contenta con su estancia allí. No me parece sensato rechazar semejante propuesta, ya que en mis ratos de soledad siempre fantaseo con ser una reina, a la que sus súbditos veneren y complazcan sin miramientos, Lassy dice que algunas nacemos para ser reinas como Cleopatra, y que la vida no es obstáculo para realizar tales ilusiones, y más aún cuando algunas tenemos este don.
Ya casi al anochecer encontré bajo la puerta un sobre, al parecer una carta anónima, Lotz todavía no llegaba, y ya tardaba demasiado como para haber ido solamente al centro comercial, Recogí el sobre y me dispuse a leer su contenido:
Londie:
Hija mía, estoy al tanto de tus movimientos, y me pesa saber que consideras que soy yo a quien debas eliminar, por lo visto has sido maliciosamente influida por alguien más, no sé qué se propongan ustedes dos, sé de quién se trata, y déjame decirte que lo siento por ella, pero más por ti, pues debes saber que todo es un engaño, nada de lo que te prometa es cierto, esa mujer tiene otros propósitos, te lo aseguro, y te está utilizando para realizarlos. Hijita, ruego consideres mis palabras.
Te preguntarás dónde me encuentro, quizá creas que mañana me ejecutarán, lo siento por ustedes, pero eso no sucederá así, será otro el condenado, no tu padre, ahora me hallo lejos de ti, tanto que me apena pensar que todo lo que edificamos juntos se derrumbe así tan fácil, como si de castillos de arena se tratasen, Londie mi amor, yo sí te adoro, eres la única hija que tengo, nunca lo olvides. Tu padre.
La carta le hace pensar en Ben, Lizzy medita un momento, si lo que dice Ben es cierto, mañana no estará muerto y quizá vaya por ella, en pos de venganza, pero eso solo sucedería si Lotz la deja, y eso no pasará, está segurísima, y confía en que ya no tarda, pero nota que lo robado ya no está, ni el bolso, ni el mensajero llega, nada.
Son casi las siete de la noche y no llega, está hambrienta y le es imposible dejar la habitación, pasó el día bebiendo agua del grifo, su estómago se retuerce ante el frío golpe del agua cruda y el hambre, relee la carta como quinientas veces pensando en su veracidad, y no le cuaja la idea de que todo sea un engaño de Lotz.
Ya casi amanece, es definitivo, no vendrá, la desgraciada la abandonó.
IV
Hoy al mediodía ejecutaron públicamente al pederasta, fue como anunciaron, un acto brutal y salvaje para alguien que no tuvo reparos en hacer lo mismo con una joven muchacha. Pude ver el rostro de Ben, y noté que fiel a su carácter no se inmutó ni un segundo, mantuvo siempre esa mirada fría y la sonrisa a medio labio que lo caracterizaba, solo al final, mientras se le aglutinaba la sangre en el rostro, balbució con los labios morados unas palabras, que bien pudieron ser comprensibles, pero que se ahogaron por la falta de oxígeno en su organismo, me pareció ver que decía, pronunciaba un nombre, algo con Lo, quizá Lorena, o Lola, no estoy segura. Lizzy estuvo ausente durante todo este pavoroso espectáculo, porque le dije que es injusto ver morir a alguien que se conoce, comprendió sin objeciones, y dejé que saliese a pasear por el parque en compañía de Bagg, su perro.
No cumplieron con el acuerdo de volver a tal hora, empiezo a preocuparme, será mejor que salga a buscarlos.
Con esta cantidad bastará, piensa la gran Lotz, mientras extrae del recipiente lo que queda del material. La comunidad le dijo que era preciso hacerlo antes del inicio del solsticio, por eso le fue imposible inventar algo para dejar a Londie por lo menos tranquila, -he simpatizado bastante con esa niña, piensa, pero bueno, tengo un propósito firme y no me dejaré doblegar por sentimentalismos.
Viaja de incógnita, con la cabeza cubierta con un pañuelo verde gitano y gafas enormes para el sol, nadie repara en ella, y eso le tranquiliza, ya que de lo contario sería bochornosa la situación al ser descubierta emprendiendo un inesperado viaje a los andes urales, donde la brujería y el culto a dioses antiguos y oscuros todavía está en ejercicio, imagínense, Lass Barned, sorprendida acudiendo a brujos y hechiceros, no, sería desastroso.
Decepcionada, Londie decidió ser a tiempo completo Lizzy, la hija de Teresa, y solo Lotz llegó a conseguir su cometido, con lo que respecta a Beny, pasa sus días tras el alféizar, mirando pasar la vida en la calle, paranoico, totalmente insano, con aspecto de cucaracha y mimetizado con el polvo que no para en su intento de sepultarlo definitivamente, mientras eventualmente, durante pequeños pulsos de lucidez piensa:
-Todos han muerto, pero siguen vivos en otros, y nadie puede saber quién es quién, ni quién no lo es, todo es un caos.
A veces la mirada de Beny alcanza a la figura de Londie transitando de la mano de Teresa por las calles de sus sueños, y solo entonces le remuerde a través de terribles pesadillas lo de Karol, y comprende que solo sumiéndose en lo más profundo de su insanía logrará redimirse de su don, su maldito don que lo convierte día a día en alimento de arañas, de gigantescas mígalas peludas que saltan sobre él arrancándole pedazos de rostro, de cuerpo, de alma…mientras en su cabeza golpea la idea de que quizá esté él mismo buscándose allá afuera, y no solo él, sino miles de él y que tal vez ya sea hora de ¡dejarse hallar!
─
Bien, acá se termina el escrito, no hay vestigio alguno de más al respecto entre todo el montón de papeles, así que asumo que es todo, la historia me parece un tanto incompleta e imprecisa en algunos aspectos, sobre todo en lo que respecta al padre de la niña, de quien se cuenta cosas que no vienen al caso como sus aficiones a las arañas y cosas así, me gustaría tener al abuelo vivo para preguntarle todas estas cosas.
Se lo he mostrado a varios compañeros y maestros de la Universidad, y todos coinciden en que está incompleta e inexacta, que la historia no cuenta nada en concreto, que divaga en lo que pretende, bueno, son sus opiniones, aún queda en mí la convicción de que es algo grandioso.
Han pasado casi diez meses desde que hallé el manuscrito, y acepto que no he ahondado más desde lo de la Universidad, deposité las hojas en el cajón de objetos vetustos bajo mi cama y ahí lo dejé, esta noche he decidido darle una relectura y tratar de hallar algo.
Anoche volví a leer y la historia y confieso que es buenísima, muy al margen de lo importante que es ser concreto y directo en el arte de narrar, me gusta mucho por el tema y estilo, y claro, porque es del abuelo, un tesoro familiar, al menos eso creo, mañana indagaré si en verdad es suyo o hay alguien más.
Mamá ha evadido mis preguntas diciendo que ella no sabe nada, salvo de los poemitas que el abuelo escribía.
Nadie sabe nada del texto, lo he leído para todos durante el almuerzo, y bueno, a nadie parece interesarle, mi padre dice que se parece a un viejo cuento mexicano que leyó en la Universidad y que no recuerda de quién ni cuál era, mis hermanos consideran que si es del abuelo como presumo que lo es, entienden por qué nunca se atrevió a publicarlo o dárselo a alguien, mamá considera que el abuelo era una buena persona, muy al margen de sus defectos que involucraban al alcohol y escribir tonterías.
Decidí olvidar el asunto.
─
Han pasado cincuenta años desde que decidí olvidar el asunto, y hoy lo retomo porque mi nieto el menor de ocho años, me ha mostrado el texto hoy durante el almuerzo, no quiso decir de dónde ni cómo lo obtuvo, me ha preguntado si yo lo escribí y para no crear en él más dudas le dije que sí, ante lo cual no hizo otra cosa que aferrarse a mis piernas diciendo que le había gustado mucho y que pensaba dárselo a sus compañeros y maestra de clase. He aceptado con la condición de atribuir la autoría del trabajo a mi abuelo y no a mí personalmente, preguntó por qué habría de hacer algo así, no pude contestarle en ese instante, pero mañana lo haré sin falta, para no mentirle ni crearle una falsa imagen mía.
Se lo he dicho y se niega a aceptarlo, para él lo escribí yo y punto.
─
El abuelo murió ayer, hoy lo enterraremos y como habíamos acordado, publicaré su cuento en una antología para todo el mundo bajo el seudónimo de Mr. Thin. También yo escribo, y todo gracias al cuento maravilloso que hallé entre las cosas viejas de la familia, el cual me instó a descubrir ese talento que heredé del padre mi padre, que en paz descanse.
Se ha impreso un tiraje de mil ejemplares inicialmente, hoy firmé como representante póstumo de mi abuelo para la publicación de la segunda edición que serán esta vez de diez mil ejemplares, el cuento es un éxito en todo el planeta. Por fin el mundo reconoce la genialidad de mi abuelo.
Me han pedido hacer una completa reseña de la vida y obra de Mr. Thin, y bueno, solo cuento como fuentes a mis hermanos, supongo que el resto habrá que inventarlo.
Han quedado satisfechos con el trabajo biográfico, por fin nuestro apellido pasó a formar parte de los anaqueles más ilustres del mundo.
Estoy al borde de la muerte, tengo ochenta y cinco años y me pongo a pensar en los motivos que tuvo el abuelo en negar su autoría del cuento, y recién hoy considero que tal vez no lo escribió él, sino el tatarabuelo, como me lo aseguró cuando tenía ocho años y le pregunté si era suyo, bueno, espero no haber hecho daño a nadie y puesto en desmedro el trabajo de otro.
─
El cable recibido desde La Nasa informa que han sido halladas plaquetas impresas con extraños jeroglíficos a unos 200 km al norte de la base instalada en Marte, en lo que se supone fue el centro de una mega ciudad de hace 500 millones de años. Los científicos lograron descifrar el primer párrafo del texto que contiene aproximadamente 4252 caracteres en total, y han quedado muy sorprendidos, pues se trataría de un texto literario con el cual quedaría demostrado que esta expresión artística no es solo de índole terrestre. El texto traducido dice:
“Todos han muerto, pero siguen vivos en otros…”
Hallé tantos papeles roídos por las polillas, ratas y polvo que recién al tercer día pude dar con el texto que acaparó mi total fascinación y que a continuación transcribo para dar fe a la capacidad literaria del abuelo, pues supongo que es de su autoría.
Antes de hacerlo le di varias leídas al texto, tratando de entender de qué se trata, y si bien mamá dijo que su padre en su juventud fue escritor y que hasta publicó alguno de sus trabajos, dudo mucho que sepa sobre este escrito, pues lo que usualmente me mostró cuando era un mocoso chupadedo eran poemas a la vida, al río, al pueblo, al amor de su esposa -mi abuela- y esas banalidades que siempre me parecieron irrelevantes, pero esto es algo más grande, lo sé pues es algo así como una historia de códigos encriptados, por qué o para qué, no lo sé, pero ahora que mi capacidad de comprensión me permite ahondar en textos con connotaciones mucho más profundas que los del colegio, con símbolos y códigos, sospecho que en unos días daré con el verdadero mensaje del texto.
La familia ha retornado, es ya casi un mes desde que tengo el texto y no he hallado nada aparte de la historia que se cuenta. Creo que mi incomprensión radica en que la historia plasmada por el abuelo está en un nivel superior al simple intelecto, o sea, que más allá de descifrar símbolos tendría que interiorizar cada palabra, asumirla como un credo, no lo sé, empiezo a creer que me complico en vano. Pienso llevarlo a la universidad y mostrárselo a profesores y compañeros a ver qué opinan.
Ésta es la transcripción que hice del texto:
I
La tonalidad del espacio que ocupaban los jóvenes lucía entre gris y azabache, de manera que casi se percibían solamente siluetas. Beny recorría galerías de sombras, rostros que iban y venían, ecos de pasos que se perdían entre muros de concreto, hasta que de pronto la vio.
La muestra musical marchaba casi por su fin, la madrugada muy bien asentada con el frío abrazador, Karol, en compañía de sus amigos, charlaban animosamente, hacía mucho que ella no salía a tomar el fresco en noches de alcohol y carcajadas.
Afirmar que no era de sorprenderse sentir recorrer por su cuerpo corrientes eléctricas y aleteos en la cabeza y también en la base del estómago, sería inútil, pues era evidente que Beny estaba muy afectado desde que vio a semejante mujer, su mente de inmediato tejía cientos de enrevesadas situaciones posibles, y le placía verlas desfilar una tras otra, como fotogramas, por la pantalla de su imaginación. Karol reparó en el obvio interés que aquél destilaba por los ojos, y por algún extraño motivo, sin percatarse siquiera, se encontró alcanzando la mano de él, conversando exhaustivamente sobre temas equis, ye y etcétera, una combinación perfecta de aditivos químicos habían surtido efecto para ambos.
Cuando por aciertos de la planificación pudo concretar un cita, las cosas marcharon viento en popa, salvo por pequeñas situaciones en las que había que oír monosílabos como respuesta, y bueno, tanto él como ella estaban ansiosos de ver qué más podía, o en todo caso, tenía que suceder, porque para ambos, la diferencia de casi tres lustros en la edad no significaban sino pequeños detalles en la decoración de los escenarios, pero sustancialmente, sabían lo que querían. Él sexo, ella amor, y viceversa. Se decidió por las manzanas, lo había leído en un cuento, una enorme para cada uno. Estaban en un parque, no habría más de treinta personas alrededor, entre niños, señoras y ancianos. Cuando se fueron acercando uno al otro, él la encontró obsesivamente hermosa, y lo mejor, que se le abalanzaba con su cabello espectacularmente largo y brioso, con su escultural figura.
Como tenían los procesos químicos a su favor, las cosas sucedieron de manera más ágil. Caminaron por las avenidas y calles cercanas al parque, decidieron volver al punto de encuentro, tomaron asiento, él estiró las piernas e hizo un comentario referido a los asientos de parques, los tipos y el por qué de su arraigue en una sociedad donde cada vez es más difícil descansar, sentarse y reposar periodos de tiempo extensos; ella comentó por su parte que había conocido parques, en la zona de las islas canarias, a donde había tenido la oportunidad de ir hace tiempo, en los cuales los asientos tenían cojines de pluma tapizado con cuero, lo que los hacía sumamente cómodos. Mientras ella continuaba contándole todo acerca de ese viaje, él recordó que traía manzanas y que éstas parecieran agitarse y revolverse obstinadamente en su bolso, como queriendo salir, así que casi por reflejo la interrumpió brutalmente, diciéndole que le invitaba una de sus frutas favoritas, ella accedió gustosa, y como en un cuento que leyó de joven, peló ambas y, a diferencia del relato, ella no le hizo un desaire, por el contrario, dio una gran mordida a la fruta que daba gusto verla masticar y tragar. Cuando hubieron terminado asomó el silencio, un no ruido que irrumpió inesperadamente entre ambos, infundiendo un clima de misterio e incertidumbre, haciendo que se pregunten, ¿y ahora qué?
La pequeña Londie recogía caracoles de entre las rocas para el almuerzo. Su padre acababa de llegar del trabajo, vivía con él desde siempre, al menos así lo creía Ben, como ella prefería llamarlo, vivían en condiciones miserables, en una pocilga a orillas del río. Ben había quebrado alguna de las cuerdas que sujetan el buen ánimo y empuje para seguir adelante, y su vida se lanzó a la decadencia, atravesaba a paso cansino las avenidas que había que recorrer de cabo a rabo para ganarse un sencillo, sus infinitas cuadras, entregando documentos, emborrachándose los sábados y totalmente irascible al caer la tarde de cada día laborable. Sucumbiendo al poder etílico que lo sometía a vivir como lo hacía, terminó siendo un marginal de las cloacas citadinas. A pesar de esto, ella, su hija, como la creía él, era la única que percibía todas las actividades de su padre como magníficas, estaba aparentemente fascinada con él, lo consideraba casi como a un dios.
Entre ambos las conversaciones se daban de manera clara, fluida, sin cortapisas envueltas con palabras de ternura, si es que se diera el caso, y que por lo general era inevitable en la convivencia entre un padre y su hija. Por ejemplo ahora, le dijo que había hallado una mujer, que quizá muy pronto la traería para presentársela, y que no, tranquila, jamás haría el papel de su madre, pero que eso sí, comprendiese que para él una mujer, ésa particularmente, le era muy necesaria. A lo que Londie respondió utilizando el querido padre del caso, que su felicidad era la suya, que no se preocupase en decírselo a manera de solicitud o ruego, que por ella bien, adelante, total, era natural que así fuese. Ahora sobre la madre y el papel de ella etc. no había problema, pues todavía no llegaba a su vida el momento de preocuparse al respecto, la curiosidad ya arribaría algún momento, o quizá no. Sus conversaciones eran así, sencillas, calmadas, de manera que los acuerdos por lo general eran unánimes, y las discusiones muy eventuales, pero muchas cosas son así y hasta mejores, hasta que llega el momento en que simplemente dejan de serlo, y más cuando se trata de un hombre desposeído de natural cordura y envilecido, viviendo en la orilla fangosa de un río hediondo, entre vísceras de peces, aves y hasta hombres despanzurrados por la miseria y la enfermedad.
La trajo ayer, recaba Londie mientras coge su diario para escribir sobre su jornada. Se le ocurre escribir antes de seguir buscando crustáceos para la cena, ayer vinieron juntos, ella es no precisamente una hermosísima mujer, pero tiene todo lo que Ben considera necesario para él, su predilección por los pechos colgantes y el cabello largo y frondoso salta a la vista. Cuando recién me incorporé a formar parte su familia, Ben dejó de ser solo él, en adelante seríamos los dos, mi madre no existe, o tal vez sí, no es importante, lo tengo él, y al río, la cabaña, y la arena, y los árboles, y todo lo que pueda imaginar, por eso comprendí que él necesitaba amar a otro tipo de mujer, no solamente como padre, sino como hombre, como animal; y bueno, quiero hacer notar que está muy feliz, ahora mismo están en la playa, tras el bote, creo que se retuercen en la arena, muy abrazados, yo podría arruinarles la tarde si quisiera, pero no, me entretengo más escribiendo este tipo de cosas.
Casi al despedirse, cuando ya se sentía resignado a no poder hacer nada, decidió darle un beso en los labios, una decisión que francamente se sorprendió haber tomado. Solo se aproximó rápidamente a ellos, y mojando de inmediato los suyos, mordió los de ella, y ya a buen recaudo, ella correspondió tirando de inmediato de los de él. No tardaron en besarse acaloradamente, y mientras esto sucedía, Ben ya pensaba en qué decir ahora que el beso terminaría, pero descartaba tal pensamiento al sentir la saliva de ella mezclarse con la suya, de sentir su lengua estrangular la suya, de chocar sus dientes, de morderse las puntas de los labios, de hallarse sujetando y comprimiendo la cadera de ella, experimentando furiosamente una intensa excitación de ser él quien viviera esto. No se dijeron nada hasta pasada la semana, cuando se volvieron a ver, esta vez ella prendió el primer beso, y ya asomaban promesas de sexo, sin embargo, este detalle perdió importancia, pues ambos notaban que se sumergían en una experiencia mucho más profunda que el nivel meramente carnal. Sentían que asentarían una horda. Cuán ilusos pueden ser algunos.
El tiempo pasa, las cosas derivan en situaciones que a veces no se presienten o desean. Ahora Beny piensa: lo intenté, de todas formas a ninguna le gusta ser segundo plato, o la otra, y tampoco ser ninguneada, y peor, enterarse que crío a mi futura esposa en casa, que mientras es chica, podíamos seguir adelante, hasta que ella superara su infancia orgánica, lo siento por Karol. Está claro que así pasaré el resto de mis días, dejando a medias tintas todo lo que inicio. Pero todo es por Londie, mi único proyecto fijo, solo ella, con lo que le doy hará valer mis dotes. Ahora tiene siete, pero ya tendrá pronto diez más y entonces...
Poco tiempo después, por infortunios del destino, y ante la violenta indignación de ella, Karol fue victimada por Ben, abriéndole una bocaza en el gaznate mientras le reprochaba lo bárbaro de aquella confesión. Aduciendo increíblemente después, en el juicio, que su acto obedecía a desequilibrios mentales, demostrando esto al aducir que de no absolverlo la corte en ese instante, podría recaer la espada letal de la ciega justicia, no en él, como consideraban justo, sino sobre el verdadero padre de la víctima, con quien dijo guardar el extraño vínculo de sujeto original omnipresente y versión contextualizada al caso.
Claro que tal argucia no ocasionó más que cruentas y poco disimuladas sonrisas de mofa por parte de los miembros que juzgaban a Beny, no obstante el hecho era que Karol muerta, Londie desapareció misteriosamente, llevándose consigo toda la materia encefácica del cadáver, cosa que nadie más que el mismo Beny pudo considerar cierto, pues solo él fue quien al ver el cráneo vacío, no supo cómo ni en qué momento sucedió aquello, pues recordaba vaga pero certeramente que luego de haber dado la cercenada precisa, dejó a la inerte y desangrada muchacha ahí mismo, para salir en busca de los medios y herramientas para deshacerse del cuerpo. Tan sorprendido estaba que ahora que lo juzgaban decidió, según él, decir la verdad, con el discurso sobre el padre de Karol y versiones suyas y omnipresencia, etc.
Bueno, mi nombre es Teresa, y sí, yo fui la mujer del asesino loco de la tele, hace como ocho años. Tuve que dejar a Ben por mi seguridad, y si bien para cuando iniciamos la relación él ya tenía accesos de perturbaciones en el habla, como de pronto no poder detenerse en la parla sobre deposiciones y asquerosidades así, o cuando refería haber logrado abrir el tercer ojo, con el cual percibía las verdaderas formas de los humanos, las cuales eran como de huevos negros, con gruesos vellos en toda sus superficies, que como me decía, eran las verdaderas verdades, yo jamás hubiera imaginado que pudiera decaer tanto, a este punto. Pero sí supe luego de haberlo dejado, que enloqueció del todo, quisieron ayudarlo, su familia, incluso la mía, por su hija, todos, pero huyó, de eso ya como siete años. Ahora, la hija que tuvimos nunca lo conoció, ni extrañó, y me imagino que tampoco él, pues nunca volvió; desde que se fue quién sabe a dónde, nadie pudo dar con su paradero hasta ahora. Mi pequeña hija Lizzy nació y creció en su ausencia, y ahora que recién supo de él, tiene que ser de la peor forma, por televisión, con el bombardeo de la noticia por todos los medios: “MONSTRUO PEDÓFILO LE ARREBATA LA VIDA A NIÑA DE QUINCE Y ADUCE DEMENCIA”, tuve que contárselo todo, que aquél tipo de la tele era su padre, y bueno, ella dice que a pesar de todo continúa albergando la idea de su en su imaginación. Nunca he visto a la supuesta muchacha que asesinó, creo se llamaba Karol o algo así según dijeron en el reportaje, pobrecita, debió saber que el tipo estaba zafado, pero de todas formas siento lástima por él, por lo que hizo, por cómo terminó, sentenciado a morir desangrado luego de ser castrado, según dijeron, que Dios guarde su alma y lo perdone.
Querida Lotz:
Mi muy bien amada hermana mayor, Ben ha sido detenido, el plan funcionó a la perfección, ven a buscarme, o en todo caso, envía a una versión tuya para irnos juntas a Berbuss, no sabes la impaciencia que me embarga por la tierra prometida por Guetto, alabado sea, donde como dijiste, nos espera lo maravilloso.
Atentamente Tu amiga, hermana y aliada, Londie
“Lotz Grorn”, nombre artístico de la famosa Lass Barned; novelista, científica, filántropa y defensora de los derechos humanos y la educación totalitaria e iluminada, conocida en el mundo entero por sus profundas reflexiones e investigaciones sobre la omnipresencia, autora de libros como “Aquí y siempre”, o “Estoy en todas”, o el ya todo un éxito de ventas “Yo estaré donde tú estés”, todas novelas ensayos apasionantes y geniales que solo una mente como la de Barned podría producir.
II
Me tienta coger la navaja y cercenarme la yugular, hace tanto tiempo que voy pensándolo que se me hace una singular broma el seguir vivo y esperando, esperando no sé qué. Hoy llegué a esta ciudad huyendo de la justicia una vez más, según me enteré, iban a esperar a que muriera desangrado una vez que cortaran mis genitales. La gente está cada vez más loca en este mundo. Creen que harán justicia eliminando a mi versión, tema que saqué a relucir porque no puedo comprender por qué Londie me hizo esto, traicionarme de esta forma, tal vez deseaba verme muerto, pero perjudicarme así, haciendo parecer que fui yo quien luego de asesinar a Karol me comí sus sesos, como si me gustaran. Me pregunto, qué la instó a actuar así, o es que también Londie no es ella, así como yo no seré a quien ejecuten, aunque técnicamente sí lo sea…pero claro, ¡eso es! No existe Londie, todo es parte de un plan mayor, ella es una versión de otra…tendré que averiguar de quién y desmantelar todo este complot contra mí. Piensa Beny, piensa, que el tiempo es un pesado yunque cuando la incertidumbre prensa la necesidad de estar a salvo en algún rincón del planeta.
Han sido veinte interminables horas de viaje hasta este lugar. Por lo poco que vi, puedo asegurar que el pueblo es perfecto, pues sus calles, vehículos, gente, edificios, vegetación, y sobre todo, lo más importante para conocer una ciudad, sus perros, son lánguidos, oxidados, hambrientos, malolientes, como a mí me gustan. No sé cuánto tiempo estaré aquí, espero no muy poco, pues quién sabe puedan dar conmigo los cerdos, esos putos cerdos que me pisan los talones.
Conseguí la habitación a un buen precio, desde afuera pude apreciar el edificio entero, sus cinco pisos a punto de hacerse escombros, con balconcillos enrejados y ropa tendida por todas partes, así como el ruido de voces enfurecidas, radios mal sintonizadas con música engañosa, y las paredes descascaradas me parecieron de lo mejor, imaginé estar en los cuarentas, con mi maleta en mano, y el pecho lleno de sed de aventuras. Sé que es otra época, pero qué importa, puedo ser quien quiera y vivir la época que quiera, por más que el resto esté lleno de aparatos tecnológicos, redes sociales, buenas fotos, trabajos increíbles, dotes excepcionales para el galanteo y supuesto buen gusto en el vestir, llevando siempre trajes coloridos, muy limpios y nuevos, con cabellos fraganciosos y cuerpos destilando el mejor de los perfumes, a pesar de todo eso, para mí es más importante tener un lugar donde poder sentarme a leer un buen rato algún viejo libro que a nadie ya parece importar más que a los dementes, quienes pueden usarlos como base de sus camas improvisadas, también poder comer un buen pedazo de carne de res, jugosa, salada y picante, guisada con tomates y cebollas, acompañada si se puede con algo de arroz y papas, o aunque sea con panes integrales, porque como alguna vez dijo mi viejo y desaparecido amigo Robert, si en la comida no hay carne es preciso y hasta honorable morir de hambre. Morir, vuelvo a pensar en morir, y es que me es inevitable evocar esa palabra, aún me apasiona, no tanto como en mi juventud, pero bueno, continuando con lo que a mí me parece necesario para poder vivir, me falta mencionar la música, sí, los sonidos que han de ser mis mejores compañeros, nada mejor que tener buenas rolas reproduciéndose en algún aparato, no importa cuál, con tal de que suene bien; Oscar Peterson o Billie Holiday, Lester Young o el genial Charlie Parker, si de sentarme a reflexionar o pensar un poco se trata. Dave Carlo, Stutzer Brothers, Gary Holt o Phil Demmel si de explosionar en éxtasis se trata, en fin, son mis gustos.
Algunos optan por las mascotas, también yo, a veces, como cuando tuve un par de bichotes en la habitación que renté a las afueras de un olvidado puerto, y de la cual me echaron por considerar peligrosos a tales animalitos, recuerdo que los tenía en baldes transparentes, colgados del cielo raso, y que a cada vuelta del trabajo, que en ese entonces oscilaba entre dar clases de gramática o literatura a mocosos hijos de ricachos y limpiar habitaciones de hoteles gigantescos cada diez segundos, o entregar la correspondencia a personas mal geniudas de los barrios más prósperos, les daba un ligero impulso con los dedos y me tiraba de espaldas a lo largo de la cama, con los brazos cruzados y las piernas extendidas al borde, mirando el vaivén de los recipientes y los hermosos movimientos desesperados de las migalas dentro de los recipientes con mi orina, ah!, qué épocas, era joven y me divertía el sufrimiento, incluso el mío.
Me asignaron el piso tres, la habitación 306, es pequeño y hasta de mal gusto, pues en su piso corretean disímiles pedazos de lo que alguna vez fue parquet, además por el precio no tengo derecho a baño propio y mucho menos a ducha con agua caliente, en fin, lo bueno es que tengo una vista increíble.
Terminé de distribuir mis cosas, coloqué la mesita junto a la ventana, en ella deposité mi cenicero, el encendedor, los hisopos y mi cuaderno de notas, los libros los puse sobre la maleta, apilados de manera que pueda ubicar rápidamente el título que ande buscando, la maseta en la que crece desde hace un mes mi pequeña Valencia, el cannabis que será mi golosina en algún momento especial estará fuera, la ataré a uno de los marcos de la ventana para que pueda suspenderse como en los jardines colgantes de babilonia. Mis zapatillas las deposité al lado de la cabecera, junto a la botella del último ron que voy bebiendo. Hecho esto enciendo la radio, busco y busco sin hallar nada que satisfaga mis expectativas, al fin me decido por el noticiero. Me buscan en todo el país, soy todo un personaje, y creen estar tras de mí, pues sospechan que no dejé la ciudad. Idiotas. Por ahora vigilo, cada segundo doy una mirada por la rendija de la ventana que mantengo clausurada por seguridad.
Pasa el tiempo, el polvo sobre mi cuerpo me indica la cantidad, demasiado para seguir vivo en este sitio, he descubierto por fin de qué se trata todo esto, quiénes están implicados y qué es lo que quieren, felizmente mientras no puedan hallarme difícilmente podrán concretar sus planes, pues aún sigo vivo, sin embargo extraño a mi hija, te extraño Londie, espero que estés bien, seas la versión de quien sea.
III
Estábamos reunidas por fin, hacíamos tiempo mientras esperábamos al mensajero, y en ese instante teníamos que elegir simplemente entre, si ponernos a preparar las prendas para la ceremonia tomar antes el sagrado té, pero eso implicaría dejar la tarde deslizarse hacia las profundidades del tiempo muerto, y no podíamos permitírnoslo en una situación así, cada segundo contaba, por lo que insistí en hacer ambas cosas en simultáneo. Lotz me comenta mientras sirvo el té, que es importante lo que hice, pues solo así lograríamos concretar nuestro pase a la tierra prometida. Dice también que en Berbuss las chicas somos idolatradas, pues en el país entero no existen más que varones, curioso dato ya que viene a mi cabeza preguntas sobre la manera de reproducción de tales sujetos, es decir, cómo diablos llegaron a ser tantos, sin tener mujeres alrededor, dice también que la mayoría es capaz de entregar su vida con tal de que una esté contenta con su estancia allí. No me parece sensato rechazar semejante propuesta, ya que en mis ratos de soledad siempre fantaseo con ser una reina, a la que sus súbditos veneren y complazcan sin miramientos, Lassy dice que algunas nacemos para ser reinas como Cleopatra, y que la vida no es obstáculo para realizar tales ilusiones, y más aún cuando algunas tenemos este don.
Ya casi al anochecer encontré bajo la puerta un sobre, al parecer una carta anónima, Lotz todavía no llegaba, y ya tardaba demasiado como para haber ido solamente al centro comercial, Recogí el sobre y me dispuse a leer su contenido:
Londie:
Hija mía, estoy al tanto de tus movimientos, y me pesa saber que consideras que soy yo a quien debas eliminar, por lo visto has sido maliciosamente influida por alguien más, no sé qué se propongan ustedes dos, sé de quién se trata, y déjame decirte que lo siento por ella, pero más por ti, pues debes saber que todo es un engaño, nada de lo que te prometa es cierto, esa mujer tiene otros propósitos, te lo aseguro, y te está utilizando para realizarlos. Hijita, ruego consideres mis palabras.
Te preguntarás dónde me encuentro, quizá creas que mañana me ejecutarán, lo siento por ustedes, pero eso no sucederá así, será otro el condenado, no tu padre, ahora me hallo lejos de ti, tanto que me apena pensar que todo lo que edificamos juntos se derrumbe así tan fácil, como si de castillos de arena se tratasen, Londie mi amor, yo sí te adoro, eres la única hija que tengo, nunca lo olvides. Tu padre.
La carta le hace pensar en Ben, Lizzy medita un momento, si lo que dice Ben es cierto, mañana no estará muerto y quizá vaya por ella, en pos de venganza, pero eso solo sucedería si Lotz la deja, y eso no pasará, está segurísima, y confía en que ya no tarda, pero nota que lo robado ya no está, ni el bolso, ni el mensajero llega, nada.
Son casi las siete de la noche y no llega, está hambrienta y le es imposible dejar la habitación, pasó el día bebiendo agua del grifo, su estómago se retuerce ante el frío golpe del agua cruda y el hambre, relee la carta como quinientas veces pensando en su veracidad, y no le cuaja la idea de que todo sea un engaño de Lotz.
Ya casi amanece, es definitivo, no vendrá, la desgraciada la abandonó.
IV
Hoy al mediodía ejecutaron públicamente al pederasta, fue como anunciaron, un acto brutal y salvaje para alguien que no tuvo reparos en hacer lo mismo con una joven muchacha. Pude ver el rostro de Ben, y noté que fiel a su carácter no se inmutó ni un segundo, mantuvo siempre esa mirada fría y la sonrisa a medio labio que lo caracterizaba, solo al final, mientras se le aglutinaba la sangre en el rostro, balbució con los labios morados unas palabras, que bien pudieron ser comprensibles, pero que se ahogaron por la falta de oxígeno en su organismo, me pareció ver que decía, pronunciaba un nombre, algo con Lo, quizá Lorena, o Lola, no estoy segura. Lizzy estuvo ausente durante todo este pavoroso espectáculo, porque le dije que es injusto ver morir a alguien que se conoce, comprendió sin objeciones, y dejé que saliese a pasear por el parque en compañía de Bagg, su perro.
No cumplieron con el acuerdo de volver a tal hora, empiezo a preocuparme, será mejor que salga a buscarlos.
Con esta cantidad bastará, piensa la gran Lotz, mientras extrae del recipiente lo que queda del material. La comunidad le dijo que era preciso hacerlo antes del inicio del solsticio, por eso le fue imposible inventar algo para dejar a Londie por lo menos tranquila, -he simpatizado bastante con esa niña, piensa, pero bueno, tengo un propósito firme y no me dejaré doblegar por sentimentalismos.
Viaja de incógnita, con la cabeza cubierta con un pañuelo verde gitano y gafas enormes para el sol, nadie repara en ella, y eso le tranquiliza, ya que de lo contario sería bochornosa la situación al ser descubierta emprendiendo un inesperado viaje a los andes urales, donde la brujería y el culto a dioses antiguos y oscuros todavía está en ejercicio, imagínense, Lass Barned, sorprendida acudiendo a brujos y hechiceros, no, sería desastroso.
Decepcionada, Londie decidió ser a tiempo completo Lizzy, la hija de Teresa, y solo Lotz llegó a conseguir su cometido, con lo que respecta a Beny, pasa sus días tras el alféizar, mirando pasar la vida en la calle, paranoico, totalmente insano, con aspecto de cucaracha y mimetizado con el polvo que no para en su intento de sepultarlo definitivamente, mientras eventualmente, durante pequeños pulsos de lucidez piensa:
-Todos han muerto, pero siguen vivos en otros, y nadie puede saber quién es quién, ni quién no lo es, todo es un caos.
A veces la mirada de Beny alcanza a la figura de Londie transitando de la mano de Teresa por las calles de sus sueños, y solo entonces le remuerde a través de terribles pesadillas lo de Karol, y comprende que solo sumiéndose en lo más profundo de su insanía logrará redimirse de su don, su maldito don que lo convierte día a día en alimento de arañas, de gigantescas mígalas peludas que saltan sobre él arrancándole pedazos de rostro, de cuerpo, de alma…mientras en su cabeza golpea la idea de que quizá esté él mismo buscándose allá afuera, y no solo él, sino miles de él y que tal vez ya sea hora de ¡dejarse hallar!
─
Bien, acá se termina el escrito, no hay vestigio alguno de más al respecto entre todo el montón de papeles, así que asumo que es todo, la historia me parece un tanto incompleta e imprecisa en algunos aspectos, sobre todo en lo que respecta al padre de la niña, de quien se cuenta cosas que no vienen al caso como sus aficiones a las arañas y cosas así, me gustaría tener al abuelo vivo para preguntarle todas estas cosas.
Se lo he mostrado a varios compañeros y maestros de la Universidad, y todos coinciden en que está incompleta e inexacta, que la historia no cuenta nada en concreto, que divaga en lo que pretende, bueno, son sus opiniones, aún queda en mí la convicción de que es algo grandioso.
Han pasado casi diez meses desde que hallé el manuscrito, y acepto que no he ahondado más desde lo de la Universidad, deposité las hojas en el cajón de objetos vetustos bajo mi cama y ahí lo dejé, esta noche he decidido darle una relectura y tratar de hallar algo.
Anoche volví a leer y la historia y confieso que es buenísima, muy al margen de lo importante que es ser concreto y directo en el arte de narrar, me gusta mucho por el tema y estilo, y claro, porque es del abuelo, un tesoro familiar, al menos eso creo, mañana indagaré si en verdad es suyo o hay alguien más.
Mamá ha evadido mis preguntas diciendo que ella no sabe nada, salvo de los poemitas que el abuelo escribía.
Nadie sabe nada del texto, lo he leído para todos durante el almuerzo, y bueno, a nadie parece interesarle, mi padre dice que se parece a un viejo cuento mexicano que leyó en la Universidad y que no recuerda de quién ni cuál era, mis hermanos consideran que si es del abuelo como presumo que lo es, entienden por qué nunca se atrevió a publicarlo o dárselo a alguien, mamá considera que el abuelo era una buena persona, muy al margen de sus defectos que involucraban al alcohol y escribir tonterías.
Decidí olvidar el asunto.
─
Han pasado cincuenta años desde que decidí olvidar el asunto, y hoy lo retomo porque mi nieto el menor de ocho años, me ha mostrado el texto hoy durante el almuerzo, no quiso decir de dónde ni cómo lo obtuvo, me ha preguntado si yo lo escribí y para no crear en él más dudas le dije que sí, ante lo cual no hizo otra cosa que aferrarse a mis piernas diciendo que le había gustado mucho y que pensaba dárselo a sus compañeros y maestra de clase. He aceptado con la condición de atribuir la autoría del trabajo a mi abuelo y no a mí personalmente, preguntó por qué habría de hacer algo así, no pude contestarle en ese instante, pero mañana lo haré sin falta, para no mentirle ni crearle una falsa imagen mía.
Se lo he dicho y se niega a aceptarlo, para él lo escribí yo y punto.
─
El abuelo murió ayer, hoy lo enterraremos y como habíamos acordado, publicaré su cuento en una antología para todo el mundo bajo el seudónimo de Mr. Thin. También yo escribo, y todo gracias al cuento maravilloso que hallé entre las cosas viejas de la familia, el cual me instó a descubrir ese talento que heredé del padre mi padre, que en paz descanse.
Se ha impreso un tiraje de mil ejemplares inicialmente, hoy firmé como representante póstumo de mi abuelo para la publicación de la segunda edición que serán esta vez de diez mil ejemplares, el cuento es un éxito en todo el planeta. Por fin el mundo reconoce la genialidad de mi abuelo.
Me han pedido hacer una completa reseña de la vida y obra de Mr. Thin, y bueno, solo cuento como fuentes a mis hermanos, supongo que el resto habrá que inventarlo.
Han quedado satisfechos con el trabajo biográfico, por fin nuestro apellido pasó a formar parte de los anaqueles más ilustres del mundo.
Estoy al borde de la muerte, tengo ochenta y cinco años y me pongo a pensar en los motivos que tuvo el abuelo en negar su autoría del cuento, y recién hoy considero que tal vez no lo escribió él, sino el tatarabuelo, como me lo aseguró cuando tenía ocho años y le pregunté si era suyo, bueno, espero no haber hecho daño a nadie y puesto en desmedro el trabajo de otro.
─
El cable recibido desde La Nasa informa que han sido halladas plaquetas impresas con extraños jeroglíficos a unos 200 km al norte de la base instalada en Marte, en lo que se supone fue el centro de una mega ciudad de hace 500 millones de años. Los científicos lograron descifrar el primer párrafo del texto que contiene aproximadamente 4252 caracteres en total, y han quedado muy sorprendidos, pues se trataría de un texto literario con el cual quedaría demostrado que esta expresión artística no es solo de índole terrestre. El texto traducido dice:
“Todos han muerto, pero siguen vivos en otros…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario