Seguirás tensando la cuerda, nada más para ver hasta dónde puedes tocar en notas altas, las bajas te gobiernan, pero siendo honestos, qué bajas, tal vez de peso, y sin ningún beso más que a las frutas y tubérculos que perforas, o tus pulmones que los ves grasientos, negruzcos y colapsados, y aunque no te duelan todavía, rejuraste nunca más hacerte daño consciente, o estás demente, o tu mente ya no juega y tú sigues creyendo que sí, como sea, veamos algo concentrándonos mientras dura la lucidez, y manda a la mierda la vieja premisa de que no hay como estar lúcido. Yo le digo al individuo ese, sopla mi pinga viejo, aquí seguimos, quince años después, ya se nos vienen los treinta y estamos con los dedos intactos y los nervios hechos trizas, en desacuerdo con la coherencia mas no con la cohesión, ambos parámetros del discurso, qué más decir, veámos pues otra de Woody, Acuerdos y desacuerdos, como conmigo, o sin ti, o nadie, lárguense, aquí vamos otra vez.
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