Cuestionar la existencia sin respuesta ni remedio, como decirse a cada instante lo jodido que estás, eso es estar muerto, y tú lo estás desde hace mucho, pero sin saber exactamente las circunstancias precisas. ¿Un accidente, sobredosis, envenenamiento? tal vez todas en realidades distintas, en universos paralelos, en vidas consecutivas. Tienes diez mil años en este mundo y las cosas siguen repitiéndose, no porque desconozcas tu historia, o a lo mejor por no saberla toda, sino por necedad y terquedad en reanudar la misma batalla con los mismos artificios y estrategias. Muy pronto extinguirás las últimas llamas de esta vida y con ella una piedra más al pozo negro de tu existencia. Tratarás de inmediato de concertar una entrevista seria con los dadores de existencias, los que te ponen tras las rejas de huesos, los que determinan cómo y cuándo librarás una nueva batalla contra tus errores, y les dirás que ya basta, que nunca lo lograrás, que a lo mejor no fuiste hecho para ascender, sino todo lo contrario, y entonces si fueran más prudentes que te den la oportunidad de hacerte un demonio a carta cabal, un psicópata y comandante general de las huestes malignas, nada de familias, ni de amor, ni de lazos fraternos, nada de nada, solo un cuchillo y la sangre fría, sin remordimientos. Y si los señores éstos no están dispuestos a concederte eso, pues entonces gracias por nada, que sigan infundiendo estúpidas existencias que tarde o temprano mirarán hacia el firmamento en estados alterados de la consciencia y sabrán una vez más de su rotundo fracaso. Porque si algo haz aprendido en todo este tiempo es que en el cielo de la madrugada estrellada está el balance existencial, puedes ver fugar a cientos de estrellas, verlas hundirse tras las montañas, brillar con desmesura o titilar con premura y saber desde el fondo de tus sentidos que las cosas están como tienen que estar.
Hoy, jueves se insomnio atroz e inapetencia compulsiva, a horas de saberte desposeído y descontrolado totalmente de cuanta noción de lucidez, escribes esto como testimonio de los último pasos que das sobre este mundo, en calma, sin rabietas, a paso quedito, a mirada tranquila, lento, lentito...
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