martes, 1 de julio de 2014

IRONÍAS DE LA VIDA

Encontró sin fechar en una de las tantas cajas que quedaron de su padre, la siguiente carta:


"En alguna parte sé que leí un entramado similar, alguien moría mientras su hijo nacía. Bueno, no huelen muy bien mis pantalones desde que bebo sin control, o desde que bebía quiero decir, aunque no venga al caso, porque de haber sido así, yo podría haberte dicho de inmediato que lo mismo sucederá con nosotros querida Dahpne, tú nacerás mientras yo muera, suena mejor de lo que será, lo sé, pero antes voy a decirte algunas cosas. 

Tú formas parte de la época en mi vida en la que conocí mejor el mundo y a las personas, y también, por qué negarlo u ocultártelo, de la época en la que más me alejé de ambos, de todos quiero decir, de todo lo que compone el vivir; de hecho eres el resultado o fruto como quieran llamarlo, de algo muy intenso entre tu madre y yo, a la que encargaré millones de besos para ti dándoselos a ella. Tú eres el agua cristalina de mis sueños en los que te conocí desde mucho antes de tu gestación, o tal vez desde ya, no importa, eres el agua cristalina como digo, y el sol brillando sobre ti, y yo animándote a entrar al agua, a vencer tu natural miedo a sumergirte, ya sea por herencia o porque simplemente a ti el agua así nomás no te seduce. Que sean muchas las razones, todas la comprendo. Y por eso mismo eres parte del estanque fruto devenido de lo mejor de mí.

Tienes un hermano mayor que sabrá amarte y al cual amo tanto como a ti, y del cual solo puedo decirte que extrañaré tanto como a ti. No quiero ser sentimental, no del modo que solo conmueva tus lagrimales, quiero que rías mucho toda tu vida. Que cuando nazcas sea ya de día o de madrugada, nunca de noche, y afuera el sol esté derramado sobre el asfalto y sea por eso mismo un buen día para reírse de todo y estar de muy buen humor. Así ha de ser si lo deseo con todas mis fuerzas, verás que sí. Porque mientras trato de ser lo más preciso posible con estas palabras, afuera hace un frío desolador, de esos que arrancan suspiros al alma y hacen llorar por la nostalgia a los amados separados, o  a los que añoramos a nuestras madres.

Confío toda mi fe en la belleza que tu abuela, es decir, mi madre, te legará; además y por supuesto, de la que tu propia madre te otorgará, y de la cual estoy tan enamorado como lo estuve siempre, al borde la locura, del trastorno y cómo no, la cura. Por eso tus ojos color ébano contrastarán con tu piel o por lo menos con tus manos, las cuales de todas maneras serán las de una reina. Hay tantas cosas que quisiera agregar a la imagen que imagino, sin que sea redundante porque si te fijas la imagen no es precisamente producto de la imaginación, sino una realidad aparte, a veces un contraste, y en esos casos, uno tiene que enloquecer, o recobrar la cordura para amar incluso aquella imagen que no imaginaste. En fin, yo solo sé que tus cabellos ondularán el viento y serán la delicia de cuantos dedos los ensortijen. 

La única ironía de la que no quise formar parte en esta vida, fue ésta, pero ahora que será un hecho, solo puedo decir que bien, así es como la vida mueve sus aguas. Hija mía, no sabes cuánto me duele irme antes de tu arribo, pero si ha de ser una suerte de intercambio, estoy dichoso de que así sea. Tuvimos que ir a los estanques a pescar o fotografiar la naturaleza que tanto nos conmueve, o caminar sin ruta por los pastizales de la serranía esteparia o las dunas costeras, en busca del mar o del río, ¿pues sabes?estamos conectados, vinculados más bien, con el agua. Hubo una época en la que creí que con el fuego, y créeme, fueron los peores años de mi vida, cuando los dediqué a inmolar cada resquicio de humanidad que los todopoderosos espíritus me concedieron. Sin embargo tenías que llegar tú; y al igual que con tu hermano, yo ya los soñaba antes de todo este drama humano; o será tal vez que solo volvemos a nacer una y otra vez en este mundo que aunque me de pena decirlo, está casi al borde de su final por cómo nuestra especie se ha conducido durante los últimos siglos: guerras, epidemias, crueldad, decadencia, etc. Para qué seguir con tantos horrores, mejor te hablaré de la música querida Daphne, estoy oyendo ahora mismo a una gran compositora  intérprete, su nombre es Adele y mentiría si digo que no es extraordinaria. Después oiré a un grupo cristiano, de aquellos que hacen de los Salmos música rock, en una de mis preferidas canciones de todos los tiempos, se llama Salvation, y ahora sé de su poder, de su eficiencia. He sido salvado por fin de tanto fuego por los manantiales del amor, en este caso, del amor por la música.  Nos gusta el rock, pero no por ello nos deja de gustar cualquier tipo de buena música, recuerda que lo bueno siempre brilla, el oro no siempre es amarillo y la luz no siempre ilumina, a veces enceguece, lo sé por experiencia.

Bueno querida hija, creo que llegó el peor momento de esta misiva, odio tener que decir adiós rezan las letras de un rola que ahora recuerdo, pero a veces lo que odias es inminente, y mejor a preocuparse por lo que amas, que es más importante, al odio déjalo mezclarse con el aire impuro que salen de las máquinas o terminan en ellas, total, no es algo que mueva el mundo, el amor sí. Hallarás en las palabras mi voz, eso sin duda, ahí están mis noche perdidas tratando de explorar lo inexplorable, lo inexpugnable, lo inefable, etc. Pero ahí estoy y siempre estaré para ti y para quien sepa leer y ver más allá de lo evidente, talento que simplemente se agazapa tras las letras de una buena frase o el polvo de un buen libro desaparecido entre los dedos de tanta gente que lo leyó que bueno, su sacrificio lo convierte en mítico, en misterio y leyenda. Ama los libros como al agua que representas y que eres, y por favor, nunca me olvides.


Con todo su amor
 tu padre."


Y no pudo contener durante todo el tránsito de sus ojos por el papel, las lágrimas, muy a pesar de las advertencias del susodicho, quien le rogaba riera en lugar de... Bueno, el trabajo de acopio del trabajo del finado hace tantos años, recién empezaba, y al parecer la carta aquella era la mejor paga. Daphne dobló el papel con cuidado y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta, cerca a su corazón, limpió las últimas de sus lágrimas con sus manos húmedas y cogió otra caja para rebuscar en ella. Al rato tendría que recoger a los chicos de la guardería y ahora que lo pensaba, iría a ver a su madre para pedirle detalles de la época en la que fue redactada la misiva. Se animó un poco al ver que afuera soleaba, la tristeza pudo ser opacada por la luz, pero no anulada, y eso bastaba para reconstruir con pasión una vida intercambiada por la suya. A veces la ironías de la vida eran tan simples como extraordinarias; a veces el destino parecía perfilarse como un plano arquitectónico, o como una secuencia coherente entre los hechos y los sentimientos que los instaban.

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