lunes, 10 de febrero de 2014

Ríos de colas de ratas


-¿El río no te molesta con todo su ruido que no para?
-No, ya no, la verdad me incomodan más la ratas.
-Las ratas claro, ¿y cómo es que el río ya no? porque yo recuerdo a mi tío Rubén hablar sobre el río peor que sobre la mierda misma que es vivir en la superficie
-Ah bueno, es que antes, mucho antes inclusive del nacimiento de tu tío y el tío de él, el río era pura colas de ratas muertas, y basura y heces
-Pero ahora no veo el panorama distinto
-No si ves con ojos superfluos, si te fijas en el agua negra de nuestro río, ya no verás más esas horribles colas largas, infinitas, surcando el lodo y las bolsas de plástico, y la ropa hecha trapos enredándose sin poder hacer que quien esté debajo, se zafe y arañando la tierra ascienda hasta la loma de botellas y latas
-No puedo imaginar un río de colas de rata
-No lo imagines, mejor olvida el asunto, de todos modos ahora el río brinda por lo menos la oportunidad de asomarse cuando aspiras toda la ceniza de tu pipa y tragar un poco de agua o lodo para enjuagarse o inclusive beberla, porque lo otro es morir tosiendo, vomitando las vísceras, y a quién le va gustar eso
-Sigo sin ver cuál entonces el problema actual
-Las ratas como te digo; al caer la noche se asoman como luciérnagas sus ojos, pero rojos y a veces negros pero brillantes, como el fuego fatuo de las pesadillas de invierno. Y luego están por todas partes, a veces saltan a tu cara, y es cuando más las odias pues sus patas y pelos se meten por las narices y orejas y ojos, y no puedes respirar, te asfixias. Haces humo, prendes las botellas que tienes a la mano, azuzas a los intrusos, corren miles chillando, eso piensas, pero en realidad vienen más hacia la luz, son como las polillas, les gusta joder a la luz, aman la oscuridad, parasitan seres que estén iluminados, no en el sentido literario claro está. Porque yo una vez leí, cuando era joven, un libro que encontré en la basura que botan al final de la loza deportiva; un tal Arenas es lo que recuerdo, sobre un tipo encerrado en un cuartucho, encajaulado, rodeado y cubierto de ratas, ratas, ratas, colas, pelos, garras, y de todas ellas una hablando detrás de sus ojos rojos como la brasa del fogón donde rostizo la carne de buitre que como los sábados y lunes...
-Mi tío era un embustero
-Si tú lo dices, lo que es a mí me llegaste al pincho, saca la vuelta reconchetuma...
-Bah, estúpido viejo fulero, qué te traes ahora
-Nada comparito, acá te mueres. Si voy a comer buitres y ratas y leer Arenas de la basura, puedo comer seres humanos, tú serás el primero
-Pero entonces mi tío no te dice nada
-Tú y la noticia de tu tío serán mi cena
-¿Y con machete encima?
-Eso es...


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