miércoles, 19 de febrero de 2014

FULERO CONVICTO

Siempre me queda la duda insípida de no saber qué hacer para reinventar el modo de educarnos y a la postre traducir el resultado de ello a la sociedad en beneficio mutuo y justo para ambos; es decir, la persona y su medio social, relacionados socioeconómicamente, mediante el esfuerzo y dedicación grato y honesto en lo que respecta a su vida laboral. 

Pero después lanzo un batecito y se disipan tales inquietudes. Y es que a veces, sobre todo cuando pelo una naranja y veo tras su piel, en el blanco del caroteno, la ausencia del reflejo de mi intención y hasta de mi mirada, pienso con más calma mi supuesta consigna para con el mundo; y aun apelando a mis diminutas posibilidades, me río de mí mismo; pues qué más da, total, soy fulero y me llega al pincho. Vuelo con mi mototaxi a través del montón de arena del cerro, la miseria, la ignorancia y sobretodo la desesperanza; cantando como loco mi rica chicha en mi barrio, por mi puta vida. 

Entonces observo, un lánguido individuo extendiendo la mano. A Maracaná, a computar, dice el sujeto, vamos, le contesto. Empieza la noche, y me aburre trabajar como el resto. Felizmente además yo robo, asalto y amenazo, no soy como el resto de sanazos aburridos. Después fumo clavos hasta la madrugada con el botín. Me jode pero ya no tanto como antes, he superado mi mariconería. Así es como vivo, así es como soy. Punto.

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