miércoles, 5 de febrero de 2014

ALERTA!

No sé con exactitud qué sucede, pero sospecho que algo grave está sucediendo o terminará por serlo una vez que dilucide el total de lo extraño de los acontecimientos en torno a mi vida. Y dejando lo personal por lo impersonal, expongo lo siguiente:

La otra vez bebí hasta desdibujarme del ojo que todo lo ve, de los cientos de miradas que en mi mente está al pendiente y hasta a veces diciendo que no es para tanto, que solo soy yo en mi pretencioso pensamiento de verlo todo en contra mía. Visión paranoica del mundo desde la óptica de un adicto e iluso, soñador impenitente y corrompido por los detalles ufanos de sus caprichos. Lo cierto es que una vez más, ebrio hasta los huesos, me conduje contra lo natural de manera muy, muy alarmante; tanto así que rodar por las calles hecho jirones de trapos mis vestiduras y la cabeza rapándola con mis furiosos puños, rabiando a más no poder por mi soledad anclada en el desempleo, mi frustración de igual modo, en la falta de hallar un modo de darme oportunidades con el mundo laboral, para por lo menos subsistir, seguir viviendo (no sobreviviendo, o subviviendo), con mis defectos y virtudes; y aunque siendo sinceros, o más sinceros para ser precisos, solo por descubrir tras cada día que me depara esta mi vida, que puedo resistir un poco más cargando eta cruz, esta cruz que me impuse o que tal vez alguien más impone a la gente como yo, que decidió creer en sus sueños y salirse del guión, ya sea optando por hacer una cosa o no hacer otra; sobretodo lo segundo. Y es que todo este negativismo no puedo atribuírselo a mí mismo; probablemente sea demasiado para poder ser solo yo el artífice de semejante circo de lágrimas y fábrica de dolor. Sin embargo así es, y tan solo me queda, como voy diciendo desde hace tres años, este espacio, el blog, los papeles de word, la servilletas de los bares o muros de hoteles, así como la arena de la playa (aunque bella y efímera a más no poder), para expresar mi desazón conmigo mismo, pero sobretodo con el mundo: ¿Qué diablos sucede, por qué este secuestro mental y espiritual en masa? ¿Nos están cazando vivos y ni siquiera podemos huir aún sin estar siendo perseguidos por nada que corra o arreste(también arrastre), o grite o infunda presión alguna?

No me mentiré diciendo como digo al caer una vez más la noche, o la madrugada o como sea, que todo está bien, que solo son fantasías, que debo dejar de pensar mucho en lo que nadie más se ocupa en hacerlo, que a nada bueno llego con esta actitud de constante paranoia y miedo a salir, a relacionarme, a intercambiar un gesto; o en el remoto caso de una caricia con alguien cercano, menos con quien no conozca previamente, o pueda hacerlo de modo que implique tal acción, transacción alguna o cosas así. Tal vez estoy harto y simplemente eso.  

El año pasado en Grecia, la crisis económica desencadenó una nueva ola de síndrome de autoeliminación en la comunidad juvenil del país. Siendo las altas tasas de drogadicción su mayor indicador. Comenzó a circulas el SISA, una sustancia química tan parecida al PBC de nuestro país que uno halla consuelo patético en la afinidad que guarda uno con un griego ateniense sumido en su nueva droga. El detalle es que para este país, lo alarmante recién atraviesa lo novedoso, mientras que en el nuestro, de eso ya son varias décadas. Años en los que incluso se fueron consolidando generaciones de adictos a una sustancia destructora de la humanidad del ser humano; en simultáneo quizá con el analfabetismo sobre el promedio, es decir y por ejemplo, las altas tasas de jóvenes y gente leyendo (en el caso remoto de que así fuera) tonterías como deportes o estupideces así que solo dilapidan el espíritu humano, siempre sublime, siempre puro, siempre curioso, siempre ambicioso de más, no de menos, de más. O con la pobreza sustentada en el desempleo a causa de la incompetencia, la incapacidad de serle fiel a un horario, a un jefe, a un modo de concebir el mundo que ya apesta, podrido, caduco como está.

Así mismo otro ejemplo: Desde Siberia, Rusia, el CROKODILE, otra sustancia mucho más peligrosa que las dos anteriores; cuya incidencia nociva sobre el organismo se evidencia con la decrepitud y putrefacción de la piel y músculos sobre un ser vivo. Ha llegado la era de los Zombies reales, y ni cuenta nos hemos dado.

Pronto se iniciará una guerra, y no como siempre la imaginé; o sea con intereses geopolíticos netamente, o socioeconómicos, sino de otra índole; una guerra de desplazamiento, de extirpación, o mejor dicho: de SECUESTRO EN MASA. Pero antes, pareciera ser que rocían primero sobre nuestras cabezas los reactivos que nos harán (hacen) correr como cucarachas intoxicadas, en pos de nuestra vidas y agujeros y falsas ilusiones de sosiego y estabilidad y felicidad y blablabla. Los más fuertes resistiremos hasta quién sabe cuándo, y el resto irá muriendo, siendo cazados, o lo peor, siendo obligados a dejar sus vidas, sus sitios y familias, para ir a un lugar más propicio para sus cometidos, es decir, los de ellos, su muerte, su extinción, la realización de su máxima consigna: mitigar el dolor de vivir una vida que ya no es vida; teniendo en cuenta lo que se come, se ve, se bebe, se oye, etc.

Las nuevas drogas así como la visión más clara de la crisis que nos asola es evidente. Allá quien no esté consciente de esto, no durará ni un segundo cuando se declare por fin la guerra contra el hombre, la humanidad y su libertad, que dicho sea de paso, es lo único con que cuenta para decir soy esto y por esto lucho, mato, amo, existo...

No diré más porque se me hace tan difícil seguirlo haciendo; por alguna extraña razón experimento un abrazador sopor que me atosiga y paraliza; mis ideas son millares; sin tan solo pudiera escribir lo que pienso, de seguro que mañana mismo cerrarían mi blog ante el colapso de su capacidad para almacenar lo escrito y expresado y tolerar lo que veo, siento e imagino. 

Y sin embargo lucho, aún sin el veneno que me siembran, o que me han sembrado justo cuando me enfilaba camino al podio desde donde entre otras cosas había que cantar y leerle al mundo las maravillas de un espíritu libre, emancipado, enamorado, etc. Y ahora descendiendo hacia el cadalso me pregunto todavía si alguna vez pensé si todo esto por lo que desciendo, tuvo sentido, tuvo real importancia para mí; o por el contrario, que todo haya sido parte de ese plan magno de jugar con nuestras mentes, con la mía al menos, con nuestras miserables condiciones de ratas escondidas en nuestras madrigueras, a la espera de una guerra, de una pandemia, de un mesías, de un mañana sin inquietudes y libre de confusión y caos y ceguera, y tantas cosas de las que padezco yo, y tú,  y todo el  mundo...Me apenaría más allá de mi resistencia, de mi empeño con todo esto, y llorar no bastaría como siempre, ni siquiera como desahogo; entonces qué...¿por fin comprendería el significado de mi vida?

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