Su manía es hablarles sin reparo ni detenimiento, como desesperado por saberse vivo a través de las respuestas o signos de contestación de su entorno. Pero entonces abrumaba y saturaba al punto de quedarse solo y entre monólogos que lo acompañaban hasta franquear el umbral de su puerta, donde una vez dentro le aguardaba la banqueta y los posters y la guitarra de palo con una sola cuerda, seguía musitando tonterías.
De acuerdo, no hay mucho allá afuera después de todo, lo justo era esto, comida fosforescente y cigarrillos y la ventana enorme dando a la pared gris que reza: HOY TE DIMOS ESCUELA.
-Hola?
-Sí,él habla
-Cuándo?
-No, no sabía nada
-Voy para allá
Y a la muy hijaeputa se le ocurre morirse en mi cumpleaños...ahora ni para tirar los billetes a la cloaca de su vagina...qué pedo de día, bahhhhh, a pegarse treinta clonas!
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