martes, 13 de agosto de 2013

HOLA OTRA VEZ AMIGO!

Dos de la mañana menos cuarenta, la hora que a nadie debería importarle pues durmiendo qué más da, solo respirar lento y pausado, pero ahora que lo sé tengo que reparar en ella, la hora, para medirme, desmedirme o cualquier cosa que me haga dejar de golpear suavemente las teclas alrededor de las tres, después dejar al cansancio hacer lo suyo con mi mente y cuerpo y luego despertar en algún punto de este día que ni sé ya cuál es, déjame ver, martes, eso es, hacer el desayuno o el almuerzo o lo que sea para ingerir alimentos, ya sabes, la esclavitud mayor, la de nuestro organismo a la comida, la bebida y ya, la lecto - escritura? Tonterías no?, a quién le hace falta considerar aquello del Vano oficio como necesario o siquiera similar en importancia como sí lo es la satisfacción del hambre o la sed, sed de amor inclusive, sed de vida por extensión o hasta sed de añorar, de decir: Hola!, cómo vas, te tratas bien?, son los días tan buenos como ayer?, son tus pasos tan seguros como los que esperas por venir? Si es así, gracias por ti, bien por mí al hacerte saber de mi inquietud.

Claro que tengo, me cago de sueño, pero (odio no estar en buenos tratos con No obstante, sin embargo, empero u otro adversativo; es que amo los peros tanto como a las peras y perras sin pelo, sin dientes, si vida, enterradas en mi patio o tiradas al amanecer frente a mi casa porque la Municipalidad así ha dispuesto en aras de la salubridad colectiva, perras con rabia, peras podridas, peros recurrentes hasta el hastío, manía, muletilla, qué sé yo, excúsame el desliz intencional o si no quieres no) tenía que escribirte, pronunciarme, vaciarme, exhalarte mi verbo?, mi hálito hermano mío, amigo, padre si pudiera ser tan sencilla la manera de auto asignarse uno en caso de la ausencia de uno natural, y bueno, acá estoy diciéndote eso y también que mira, hallé algo especial: uno o dos dolores más a la altura del riñón o el hígado o el peñasco que alcanzo a ver desde la ventana que tengo frente a mí ahora mismo que decidí entre tantas cosas que podría dejar de hacer y hacer (sobre todo esto último, hacer, accionarse uno mismo en pos de algo que termine siendo un verbo en tiempo presente y luego pasado y después nada ya lo sé, tan solo hacer ya que la inacción, la parálisis me tienen aturdido como el silencio perturbador del que pensé valerme para solapar mi desesperación, para acompañarla más bien, mientras reconsideraba mi nulidad, no desde los eventos a los que atribuí la estúpida categoría de excusas para morir, sino desde aquellos que retomándome del cogote trataron de haciéndome retroceder (regresar para los “nice guys”) hacia mi tumba imaginada, añorada, soñada, pretendida, hurgada, etc. desde no sé cuándo ni para qué, pues ya sabes, de todas formas ahí voy, vamos todos sin necesidad de recabar en el sentido de nuestros pasos (si de ida o de vuelta). Más lo especial no son los dolores claro está, sino los sonidos y significados que encontré al fondo de una canción llamada (y tengo que decirlo, en honor del artista detrás, de la valía de su trabajo, fracaso o lo que sea) Tú eres su seguridad/Ricardo Iorio (Hermética), no sé contigo pero a mí me va como a ti El Extranjero (si es que algo sé de ti), nada más mira, sígueme:
Ajeno al tiempo
sé que quisieras seguir,
pero mil voces te ahogan
para que formes la cola del seguro porvenir.

Por eso te vi escapando
en las horas sin sol,
de las miradas oscuras
que aprobaron las torturas del fugado represor.

Son quienes no alcanzan la paz
por sus viejos miedos.
Hoy esperan de vos seguridad.

Que no te demore el mundo, no,
poniéndote el antifaz.
Y buscando acomodarte
en medio del derrumbe de su decadencia.

Pues la enfermante histeria
que hay a su alrededor,
tratará de agotarte
para que formes parte de su digestión.

Y en su falso amor,
padecen de pasión.
Antes de arrepentirse de su error.

Mata el miedo que guarda el animal.
Limpia el cuerpo, pues dentro de él estás.
Si buscas libertad, ya no andes por fuera.
Hombre de mil nombres nace ya, nace ya.

Bonita no? Sí?, ya la corto amigo, espera que lo hago, me mato al desvelo, mejor después de todo, a estarse matando de humo y alcohol o afines, mejor no crees?

Lo que pretendía decir antes de irme por tangentes y cortapisas como las escritas, que si no fuera por mi agonizante vanidad ilusa, me apuraría en borrar y poner solo lo importante; iba a decir que caí enfermo de la voluntad (otra vez Kevin?, otra vez con esa mierda?, sí, y otra vez tratando un poco más fuerte de salir a pelear, si a esto se le puede llamar pelear), enfermedad de las que te hacen, valiéndote de excusas, retroceder, pero todavía no rendirme, al menos en mi caso, y nada, y todo, acá estoy otra vez haciéndole frente al mundo desde esta capital; la serie de eventos desafortunados para mi progreso se detuvieron en un punto del que quiero olvidarme para poder seguir.


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