viernes, 17 de mayo de 2013

Si bien el ruido producido por el agua de la ducha cayendo al piso sin ningún cuerpo en medio, sumado al poncho que se puso Sheryl en la narración cantada de sus ganas alcohólicas de irse a la mierda aceptando su condición y elección, creaban la atmósfera idónea para solapar hasta el estallido de un balón de gas, no era suficiente para mellar sobre el fantaseo de quien desde la habitación contigua, detenía la marcha de sus dedos sobre el teclado de su laptop, para a partir del pequeño resplandor en su mente sobre el pensamiento sospecha como: eh ahí sus dedos crujiendo, o sus pestañas abanicando el aire lleno de partículas de células desprendidas y restregadas por sus uñas y decidirse a abrir el archivo en el que iba registrando a través de reflexiones surreales lo que presumiblemente iba sucediendo al costado. Estaba seguro por ejemplo que la tenía jurada contra su cuello y espalda, que no paraba de horadarse con las uñas por maniático y no por alguna dolencia como al principio creyó; de todas formas afinar un poco más el oído pegándolo a la pared o puerta era necesario para seguir confirmando sospechas. 


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