Elijo este tema, no por morboso, ni por fanático del crimen, sino por un rasgo peculiar propio de lo que en el mundo de crimen se llama: Los genios en el arte de matar. Un rasgo que para mí es una vertiente de la genialidad en algunas personas; me refiero a los asesinos seriales.
Un asesino en serie es aquel que mata a mucha gente de manera sistemática, para ser más exactos recurramos a lo que el FBI considera por asesino serial. Nos dice: los asesinos seriales son personas que matan por lo menos en tres ocasiones con un intervalo entre cada asesinato. Los crímenes cometidos son resultado de una compulsión, que puede tener sus orígenes en la juventud o en desajustes psicopatológicos del asesino, contrariamente a aquellos que están motivados por ganancias monetarias (por ejemplo, asesinos a sueldo) o los que tienen motivaciones ideológicas o políticas (por ejemplo, terroristas, genocidas). Bien, esa compulsión a la que se refiere el FBI, que varía en su iniciación y modo, evoluciona en un sistema asombroso de precisión y efectividad que es digno solo de una mente prodigiosa.
En la novela hallamos a Martin y su padre, dos asesinos que como consecuencia de una educación basada en tendencias ultra radicales nazis, saltan a la luz de la trascendencia humana por sus actos. Quizá el juicio que se tenga de ellos sea el de infrahumanos y bazofias del sistema; pero nadie negará la genialidad con la que Martin actuó por un tiempo considerablemente largo sin que nadie pudiera dar ni con el más mínimo atisbo de su método. Y como él mismo lo diría:
“Mis actos no son aceptados por la sociedad, pero mi crimen es ante todo un crimen contra las convenciones de la sociedad” LHQNAM Stieg Larsson pp. 340
Precisamente son esos convencionalismos los que hacen creer que un asesino de la talla de Jack The Ripper, es una abominación propia de la gente de “mal vivir”; dejando de lado la genialidad tras los crímenes que lo hicieron el asesino jamás descubierto en la historia de la humanidad actual.
Según Eric W. Hickey, criminólogo, éstos representan lo más oscuro y peligroso de la sociedad, porque si alguien es atrapado por un asesino en serie, la posibilidad de escapar con vida es baja. Tienden a mezclarse con la comunidad. Son personas comunes y corrientes. Jamás se sospecharía de ellos. Es ahí donde radica la genialidad del asesino serial; es decir, en la capacidad de disgregar su personalidad, de separar a lo Hyde sus comportamientos dentro de una sociedad, mezclarse para que cuando él crea el momento adecuado, mostrar lo que en realidad considera importante, matar.
Casi 20 mil personas al año son víctimas de asesinato en el mundo, de las cuales muchas son víctimas de asesinos seriales. Mencionaremos algunos de los más importantes: Albert Fish, abuelito entrañable de más de 65 años, de rostro demacrado, cuerpo encogido y fatigado; sádico, masoquista, exhibicionista, voyeurista, pedófilo, homosexual, coprófago, fetichista, caníbal e híper hedonista, 100 víctimas en su haber. Erzsébet Bathory, condesa de alta alcurnia, sádica obsesionada con la sangre, 650 niñas en su haber. Luis Alfredo Garavito, genovés, tipo de lo más normal y simpático, torturó y mató a por lo menos 175 niños. La lista continuaría por miles de líneas más evidenciando así el gran número de personas con esta cualidad.
Los motivos son diversos, el producto es lo mismo, asesinato. Las mentes de estas personas son un terreno aún inexplorado y semi desconocido por la ciencia. Los criminólogos sentencian que no se puede curar a un asesino en serie. Pues, no existe un programa que pueda rehabilitar a alguien que ha desarrollado de ese modo la capacidad de asesinar.
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