Dear Keaton Henson:
Probablemente el año en que nacimos estábamos tan mojados de plenitud en los vientres de nuestras madres que cuando decidieron mudarnos, fue para nosotros un severo trauma; después ya sabes, melancolía y pequeños instantes de belleza en la percepción. Seguimos un camino pisoteado por otros tantos miles que ahora pululan como nosotros, tras la sombra de las vidas pasadas, nefastas; mientras nosotros un día vimos dentro de nuestros ojos esa acuosa realidad de la tristeza. Una vez le llamamos lágrimas, pero otra supimos que no era suficiente, pues el torrente devenido de dicha consciencia se caracterizó básicamente por ser seco, árido, infértil...
Los dibujos que apañaron con el silencio, los peores momentos que tuvimos, ahí están, algunos en la web pero la mayoría en el papel donde fueron concebidos; tú imaginabas campos desolados pero llenos de frescura, a veces con personajes con patas de perro y silueta de humanos volando, y otras simples palabras escritas que por más que insistan en desairarlos del arte, ahí están, palabras cortas como la que recuerdo ahora: a la mierda mañana, te necesito hoy; qué decirte al respecto, acá tienes una pequeña retribución de un colega que extraviado en la miasma global, trata de consolarse reinterpretando las sensaciones en torno a ello. Yo, y ahora empiezo tratando de terminar pronto, yo en cambio, retorcía mis sentimientos como mecanismo de defensa ante la dureza de mi realidad, y es que soy roca caliza unas veces y otras piedra de río, ya sabes, una que despertó y nada pudo hacer para reconciliar el sueño eterno del que era gozo y pleno ejecutor. Dibujaba desde líneas difusas hacia círculos concéntricos tratando únicamente de no darle oportunidad al vacío que se colaba por mis comisuras; después, otro día supe que ni tenía caso, y lo asumí como un reto, para ya sabes, no darle oportunidad al vacío, a la parálisis; y habían criaturas, y también palabras, cómo no, mírame ahora por ejemplo, justo cuando te animas a pronunciar la necesidad de tu alma de algo, de algo que nadie tiene ya lo sabes verdad?, mucho menos tú, porque de otro modo no habrías dicho eso. Por eso hay momentos como los que ahora atravieso, en los que no haces gran cosa y solo dices: algo, y mira, escribiéndote una carta tu canción se reproduce sola. A lo mejor pueda yo repetirla mientras siga pensando qué decirte, y porqué hacerlo de este modo, y es que solo pienso en dos números: 88. Preciosos gemelos de los cuales venimos y quizá en quienes desvivimos, ocho ocho, hasta tienen su propia sutileza cuando les infundes sonido, existencia, ocho ocho...
Bueno, debo acabar con esto, cerrar este último ocho, pero sin antes decirte lo afortunado que me siento de haberte conocido, por lo menos entre tanta latencia de seres inanimados apareciste con tu música y tus dibujos, te agradezco por ello, qué más podría hacer, acaso imaginarte de pronto feliz acariciando un loro en la bañera podría ser mejor que decirte hasta luego? no lo sé, pero bueno, aquí estamos, cerrando los puños y abriendo los ojos para seguir resistiendo por manía, instinto o qué sé yo. Chao.
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