Todo estará bien, fuimos oyendo uno de otro conforme nos caía encima el mundo, vaciado quizá de la cuenca del diablo, y mírate ahora, ardiendo viva por la fiebre, yo por la desesperación ante la imposibilidad de volar o de volver a hacerlo. Nos duele tanto nuestros cuerpos, a mí más mi alma envenenada a sí misma conforme se hacen las semanas días y los días, horas. Suena Buddy, eso consuela? ya no tanto como hace años, meses, semanas, no tanto como cuando se me ocurrió pensar que lo haría.
Tú solo quieres estar en el foso, más y más al fondo, me dices todavía en el recuerdo de tu voz; no sé qué decir, en un primer instante la negación categórica fue mi instinto de supervivencia, ahora ya no sé, mi majadería para con la falsa dignidad que añoro de la muerte. Todo el universo ceñido a los bordes de un punto minúsculo como el que hago con un lápiz en el centro de mi mano, y en ese símbolo, toda mi vida reducida, reduciéndose más allá de lo posible. Acaso hay algo más cuando se quiere menos aún?
Mañana será el día, nuestro día, me canso de pensar en volver a decir por enésima vez, y sin embargo sigo creyendo en el verde de mi juventud perdiéndose tan pronto como arribo a las noches de mis mañanas que culminan ni bien inician. Mañana no existe veo, todo se detuvo desde aquella vez no sé cuándo, y el resto pura ilusión de hoyos todavía sin llenarlos con mi cuerpo, mi ser devenido a más que eso: cadáveres sin posibilidad de más.
Si yo tuviera oportunidad alguna, fui diciéndole al mundo, a mí mismo, pero decirlo fue en sí mismo la reina de las oportunidades, pues el que pueda recordarlo solo indica aquello. Ahora veo el manantial del pueblo del abuelo, y a Doña Ernestina siguiendo a Don Máximo, colina arriba, hacia la casa, en esta madrugada comandada por una gorda luna plateada, con nuestros caballos de ojos saltones más adelante, pensando qué bello es toda esta oscuridad. Quizá ahora en el lecho de sus tumbas esperen mi calma y sea mi entrega en fin de las penurias que desde ellos hasta esto, llegue a su fin.
Yo tengo miedo, lo dije por fin cuando ya no tenía más que decir respecto de lo que tenía realmente. Vivo con mi miedo para seguir viviendo, y eso se tiene que acabar estoy seguro, los medios los tengo claros, el modo todavía, la alegría y calma ya casi.
Vuelvo, vuelvo, entonces vuelvo a ustedes ancestros, habiendo hecho para todo esto que me tocó, en cierto momento, lo mejor que pude, y consciente en lo que reste, de lo insuficiente que podemos ser para propósitos mayores que nuestros débiles cuerpos y mentes...
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