Os sois hijos de los Dioses,
pero hagan sus voluntades.
Estábamos bebiendo en la estación de la
Universidad;
cuando vino el puto serenazgo;
comenzamos a gravar las imágenes,
bebiendo en frente de la poli….
Luego el motor de nuestro volkswagen, chillo;
el conductor tenía un aire al tipo de sin city…
somos sólo desertores, sin clases que escuchar;
queremos experimentar el nirvana de Buda.
con ideas equivocadas,
Sólo tragar ese humo de los infiernos ¡y que es el infierno!,
El infierno es este muchacho; respondió el diablo, os contare…
Estábamos bebiendo en la estación de la
Universidad;
Éramos cuatro, pero podíamos ser más
fumando, estando a merced del gran Chamán;
el trató de sanar al pueblo…
Danzo, danzo a los Dioses grises. Estos se enfadaron mucho,
y castigaron a los hombres,
los mantuvieron, encadenados al pecado;
estos aún siguen reflejados,
en paredes de espejos, colgando de sus pellejos;
Aún no salen de la caverna.
O tu buen Sócrates, decirnos, a donde vamos después de la muerte.
Estábamos bebiendo en la estación de la
Universidad;
era una tarde de viernes;
sin clases a las que asistir;
solo basta, con la poesía a seguir….
Un poeta camina, camina por calles donde el polvo se levanta;
donde la sirena del serenazgo se pierde,
entre las páginas apolilladas de una novela,
que cuenta el crimen más horrendo; la muerte de la poesía.
Universidad;
cuando vino el puto serenazgo;
comenzamos a gravar las imágenes,
bebiendo en frente de la poli….
Luego el motor de nuestro volkswagen, chillo;
el conductor tenía un aire al tipo de sin city…
somos sólo desertores, sin clases que escuchar;
queremos experimentar el nirvana de Buda.
con ideas equivocadas,
Sólo tragar ese humo de los infiernos ¡y que es el infierno!,
El infierno es este muchacho; respondió el diablo, os contare…
Estábamos bebiendo en la estación de la
Universidad;
Éramos cuatro, pero podíamos ser más
fumando, estando a merced del gran Chamán;
el trató de sanar al pueblo…
Danzo, danzo a los Dioses grises. Estos se enfadaron mucho,
y castigaron a los hombres,
los mantuvieron, encadenados al pecado;
estos aún siguen reflejados,
en paredes de espejos, colgando de sus pellejos;
Aún no salen de la caverna.
O tu buen Sócrates, decirnos, a donde vamos después de la muerte.
Estábamos bebiendo en la estación de la
Universidad;
era una tarde de viernes;
sin clases a las que asistir;
solo basta, con la poesía a seguir….
Un poeta camina, camina por calles donde el polvo se levanta;
donde la sirena del serenazgo se pierde,
entre las páginas apolilladas de una novela,
que cuenta el crimen más horrendo; la muerte de la poesía.
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